El denominado new normal, intenta medir nuestra capacidad para reponernos en todos los sentidos: como sociedad, como empresas, como individuos. Esa aptitud para sobreponernos se conoce como resiliencia, la capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido, según define la Real Academia Española (#RAE).
Si este mismo concepto lo trasladamos al entorno digital, nos conduce a la ciberresilencia, es la capacidad de un proceso, negocio, organización o nación para anticipar, resistir, recuperarse y evolucionar en la mejora de sus capacidades para sobreponerse ante condiciones adversas, estrés o ataques cibernéticos. Es, además, el primer objetivo de la Estrategia Nacional de Ciberseguridad sostiene que la “seguridad y resiliencia de las redes y los sistemas de información y comunicaciones del sector público y de los servicios esenciales”. Y es que su importancia y relevancia no es menor.
Los ciberataques preocupan, ahora más que nunca, a instituciones y empresas a raíz de la masiva implementación del teletrabajo. Es cierto que cuando se habla de ciberresiliencia se pone el foco, principalmente, en las infraestructuras críticas entendidas como sistemas gubernamentales, militares, eléctricos, de comunicaciones o sanitarios, entre otros. Aquellas estructuras en las que un ataque cibernético puede poner en jaque la estabilidad social en mayor o menor medida. Pero la ciberresiliencia también se puede, y se debe, aterrizar mucho más, llevándola hasta las empresas de todos los tamaños. La capacidad que tengan pymes, start-ups o grandes empresas de superar un ciberataque dependerá del grado de preparación y protección que tengan ante este hipotético escenario. Por ello, empezar por la cultura de la ciberseguridad a todos los niveles de las compañías es fundamental.
La ciberresiliencia se refiere a la capacidad de una organización para resistir, adaptarse y recuperarse de amenazas cibernéticas. Es fundamental en un entorno digital donde las amenazas a la seguridad de la información son cada vez más frecuentes. Algunos aspectos importantes de la ciberresiliencia incluyen:
- Prevención: Implementación de medidas de seguridad para evitar ataques cibernéticos.
- Detección: Capacidad para identificar rápidamente posibles intrusiones o actividades maliciosas.
- Respuesta: Tener planes y procedimientos establecidos para responder eficazmente a un incidente cibernético.
- Recuperación: Capacidad para restaurar la operatividad normal después de un ataque cibernético, minimizando el impacto en la organización.
La #ciberresiliencia implica una combinación de tecnología, procesos y concienciación del personal para proteger los activos digitales de una organización. Es un enfoque integral que busca reducir la #vulnerabilidad a las amenazas cibernéticas y minimizar el impacto en caso de un incidente.