Gestionar mejores emociones es el Camino.
La felicidad es uno de los deseos más universales y anhelados por los seres humanos. Sin embargo, ¿qué es la felicidad y cómo se puede alcanzar? ¿Existe una fórmula mágica o un secreto para ser feliz? La ciencia ha tratado de responder a estas preguntas y ha descubierto que la felicidad depende de varios factores, tanto internos como externos, que influyen en nuestro estado de ánimo y bienestar.
Uno de esos factores internos es la química de nuestro cerebro, que produce sustancias llamadas hormonas de la felicidad, como la serotonina, la dopamina o las endorfinas. Estas hormonas se liberan cuando experimentamos emociones positivas, como el amor, el placer, la satisfacción o el propósito. Pero ¿cómo podemos estimular la producción de estas hormonas y qué habitos podemos seguir para ser más felices?
Para ello, necesitamos tener en nuestra vida tres componentes esenciales que debemos equilibrar y cultivar: el disfrute, la satisfacción y el propósito. Estos son los “macronutrientes” de la felicidad, y hay formas de incorporarlos a nuestro día a día. El propósito es lo que en Japón llaman 'Ikigai', que significa tener una razón de ser. Tener un ikigai no solo nos hace más felices, sino también más longevos. Las “hormonas de la felicidad” son los neurotransmisores que afectan a nuestro humor y bienestar. Los investigadores han comprobado que hay ciertos hábitos y emociones que provocan cambios químicos que aumentan o disminuyen esos neurotransmisores.Para gestionar las emociones de forma saludable, es importante saber reconocerlas. Una forma de hacerlo es ponerles nombre. Esto es algo que se suele aconsejar para mejorar nuestra salud mental, y que se repite mucho en la psicología infantil, junto con la validación de las emociones. Nombrar las emociones nos ayuda a comprender lo que nos pasa, aceptarlo y luego, si hace falta, actuar en consecuencia. Pero también es una de las claves para regular nuestras emociones.