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Sepa como no caer en el TCANE

Los trastornos de la conducta alimentaria (#TCA) engloban aquellos trastornos mentales centrados en la comida, la percepción del cuerpo y el miedo a engordar. Los #TCA típicos son la anorexia nerviosa y la bulimia. Sin embargo, cuando no se cumplen todos los criterios para los mismos, pero sí aparecen síntomas importantes, hablamos de un trastorno de la conducta alimentaria no especificado. En este artículo conoceremos ocho de ellos. También hablaremos de las causas y tratamientos de los #TCA.

Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son trastornos mentales que pueden llegar a ser muy graves. En ellos, las preocupaciones fundamentales del paciente son la comida y la percepción de la silueta corporal.

Los TCA por excelencia son la anorexia nerviosa y la bulimia. En ambos aparece un miedo excesivo a engordar; son trastornos similares, aunque con sintomatología diversa. La diferencia entre estos dos trastornos, a grandes rasgos, es que en la anorexia nerviosa el peso corporal corporal suele ser menor que en la bulimia (y por extensión el Índice de Masa Corporal [IMC] también).

Además, en la bulimia aparece como criterio diagnóstico la presencia de atracones y conductas compensatorias inapropiadas (vómitos, uso de laxantes, diuréticos...), cosa que no ocurre en la anorexia. Esto no significa que en la anorexia no puedan aparecer estos síntomas.  Sin embargo, puede ocurrir que aparezcan síntomas de uno de estos dos trastornos de la conducta alimentaria, pero no todos. Es decir, puede suceder que una persona cumpla algunos criterios diagnósticos para la bulimia o la anorexia (o para otro TCA), pero que no los cumpla todos.

En este caso, hablamos de un trastorno de la conducta alimentaria no especificado (#TCANE), un tipo de trastornos que afecta al 3-5% de la población. Además, frecuentemente también se han usado los términos de “anorexia nerviosa atípica” o “bulimia atípica” para hacer referencia a la existencia de un Trastorno de la conducta alimentaria no especificado.

Por otro lado, además de los casos comentados, el trastorno de la conducta alimentaria no especificado también engloba aquellos casos en los que el paciente está en la fase inicial de un #TCA, o en proceso de recuperación del mismo.

Son trastornos que pueden ser igual de graves que otro #TCA especificado, o incluso más. Es por ello que siempre debe otorgarse a los mismos la importancia que se merecen.

Vamos a ver los tipos de Trastorno de la conducta alimentaria no especificado que recoge el DSM-IV-TR (Manual Diagnóstico de los Trastornos Mentales).

1. Anorexia nerviosa con menstruación regular

En este tipo de TCA no especificado, aparecen todos los criterios diagnósticos para la anorexia nerviosa, menos el criterio que hace referencia a las menstruaciones ausentes (amenorrea) o irregulares. En este caso, la paciente tiene una menstruación regular. Cabe mencionar que el criterio de amenorrea presente en el DSM-IV-TR, se elimina en la 5ª edición del manual (DSM-5).

2. Anorexia nerviosa con normopeso

El segundo tipo de Trastorno de la conducta alimentaria no especificado hace alusión a la presencia de una anorexia nerviosa (con todos sus criterios), pero que no cumple el criterio que indica que el peso es menor al esperado en relación a la edad, estatura y talla del/la paciente.

Es decir, aunque el/la paciente haya perdido una cantidad de peso considerable, en el momento actual su peso es normativo (se encuentra dentro de los parámetros de la normalidad).

3. Bulimia atípica

Otro tipo de trastorno de la conducta alimentaria no especificado es la bulimia atípica, en la cual se cumplen los criterios diagnósticos para la misma, menos el criterio de la frecuencia y duración de los atracones y de las conductas compensatorias inapropiadas; en este caso, éstos se dan menos de 2 veces a la semana (el criterio exige un mínimo de 2 veces por semana), o duran menos de 3 meses.

Podría darse el caso, también, de una bulimia atípica donde no se cumple algún otro criterio diferente el mencionado, pero sí se cumplen todos los demás.

4. Conductas compensatorias inadecuadas regulares

Este trastorno de la conducta alimentaria no especificado implica la aparición de conductas compensatorias inadecuadas de forma regular, tras ingerir cantidades pequeñas de comida. El/la paciente que lo padece tiene un peso dentro de la normalidad según su edad, talla y estatura.

Sin embargo, no aparecen otros síntomas propios de algún otro trastorno de la conducta alimentaria para que pueda diagnosticarse bulimia o anorexia, por ejemplo.

5. Masticar sin tragar

Puede darse el caso de que el paciente mastique la comida y posteriormente la expulse, sin llegar a tragar nada. Esto se da con grandes cantidades de comida, y conforma otro tipo de trastorno de la conducta alimentaria no especificado.

6. Trastorno compulsivo

El llamado trastorno compulsivo en el DSM-IV-TR (propuesto a investigación en el Apéndice B del mismo, e incluido finalmente como “trastorno por atracones” en el DSM-5), constituye otro trastorno de la conducta alimentaria no especificado.

Éste se caracteriza porque la persona que lo padece come grandes cantidades de comida sin aplicar posteriormente ninguna conducta compensatoria inapropiada (típicas de la bulimia nerviosa).

Otros TCA no especificados

Más allá de los manuales diagnósticos de referencia (DSM), y en la práctica clínica, podemos encontrar dos tipos más de trastornos de la conducta alimentaria no especificados que, aunque no aparecen como diagnósticos oficiales en los mismos manuales, sí existen (y cada vez se dan con más frecuencia) en la población.

Hablamos de la vigorexia y la ortorexia. Pero, ¿en qué consiste cada uno de ellos?

1. Vigorexia

La vigorexia es la obsesión patológica por estar musculoso o musculosa. Afecta con mayor frecuencia a los hombres que a las mujeres, y es un trastorno de reciente aparición (relativamente), que va aumentando su prevalencia.

Esta obsesión por el cuerpo musculoso se traduce en conductas como mirarse repetidamente en el espejo a lo largo del día (ya sea el del gimnasio, el de casa, el de los  escaparates…), y en comer sólo aquellas sustancias que favorecen el crecimiento del músculo (proteínas e hidratos de carbono). Es decir, la persona reduce su ingesta de grasas (o la elimina totalmente) para evitar perder músculo.

Las personas con vigorexia están tan obsesionadas con verse musculosas que, paradójicamente a lo que se cree, pueden llegar a sentir vergüenza de que les vean o les miren (por ejemplo en el gimnasio), ya que sienten que nunca tienen “el suficiente músculo que desearían”.

2. Ortorexia

El segundo nuevo trastorno de la conducta alimentaria no especificado, y de aparición también reciente, es la ortorexia. A diferencia del anterior, en este caso la obsesión está en comer única y exclusivamente alimentos saludables (es decir, alimentos biológicamente “puros”). A diferencia de los TCA “clásicos” (bulimia y anorexia), donde la obsesión radica en la cantidad de comida (que sea la mínima), en la ortorexia la obsesión está en la calidad de la comida (que debe ser la mejor y la más saludable).

Así, las personas con ortorexia convierten las dietas y la comida saludable en el centro y objetivo principal de sus vidas; todo gira en torno a ello. Si deben levantarse antes para cocinarse, lo hacen; si deben ir a una boda, se llevan un tupper para no comer nada que no sea saludable, etc. Todas estas conductas se vuelven patológicas y sólo hacen que alimentar la obsesión por lo sano. Son personas que pueden pasarse varias horas al día pensando en la dieta que deben hacer, en los alimentos que deben cocinar, etc. Todos estos síntomas les acaban causando un importante malestar psicológico, además de físico, ya que acaban abandonando productos y alimentos esenciales para un funcionamiento correcto y saludable del organismo. 

Para que podamos realizar un diagnóstico de #Ortorexia deben darse los siguientes criterios:

  • Pasa más de 3 horas al día pensando en su dieta sana
  • Obsesión desordenada para comer alimentos sanos (naturales).
  • Excluye de la alimentación carne, grasas y alimentos tratados con herbicidas o pesticidas.
  • Se preocupa más de la calidad de los alimentos que del placer de comerlos.
  • A medida que aumenta la psicocalidad de su alimentación disminuye su calidad de vida.
  • Nunca se salta la dieta, ni siquiera en ocasiones especiales y si lo hace se siente culpable.
  • Planifica hoy lo que comerá mañana.
  • Su manera de comer lo aísla socialmente.

Estos son algunos de los criterios para diagnosticar al paciente que padece de #Ortorexia. Los síntomas de la enfermedad van desde la depresión, ansiedad, hipocondrías, hipervitaminosis o en su defecto hipovitaminosis y en fases avanzadas trastornos obsesivos compulsivos respecto la alimentación.

Factores de riesgo

Cualquier persona puede desarrollar un trastorno alimentario. Los trastornos alimentarios suelen comenzar durante la adolescencia y la juventud, aunque pueden producirse a cualquier edad.

Ciertos factores pueden incrementar el riesgo de desarrollar trastornos alimentarios, como los siguientes:

  • Antecedentes familiares. Los trastornos alimentarios son más probables en personas con padres o hermanos que han tenido ese tipo de trastorno.
  • Otros problemas de salud mental. Los traumas, la ansiedad, la depresión, el trastorno obsesivo compulsivo y otros problemas de salud mental pueden aumentar las probabilidades de tener un trastorno alimentario.
  • Dietas e inanición. Hacer dieta con frecuencia es un factor de riesgo para desarrollar un trastorno alimentario, en especial si el peso corporal sube y baja constantemente al iniciar y abandonar nuevas dietas. Existen pruebas sólidas de que muchos de los síntomas de un trastorno alimentario son síntomas de inanición. La inanición afecta al cerebro y puede llevar a cambios en el estado de ánimo, pensamiento inflexible, ansiedad y reducción del apetito. Esto puede hacer que se mantengan la ingesta insuficiente de alimentos o las conductas alimentarias problemáticas y que resulte difícil recuperar los hábitos de alimentación saludable.
  • Antecedentes de acoso por el peso. Las personas que han sido acosadas o sujeto de burlas por su peso son más propensas a desarrollar problemas con la alimentación o trastornos alimentarios. Entre ellas, se incluyen las personas a quienes han avergonzado por su peso sus compañeros, profesionales de atención médica, entrenadores, maestros o familiares.
  • Estrés. Los cambios pueden causar estrés, ya sea el comienzo de la universidad, una mudanza, un trabajo nuevo o problemas familiares o de pareja. Y el estrés puede aumentar el riesgo de presentar un trastorno alimentario.

Las causas, tanto de los trastornos de la conducta alimentaria como de los #TCA no especificados, suelen ser multifactoriales, englobando factores sociales, personales, biológicos, hormonales, etc. Sin embargo, suelen haber factores causales especialmente relacionados; la presión social por estar delgado y las modas se encuentran en la base de la anorexia, por ejemplo, especialmente entre las mujeres.

Por otro lado, las conductas de atracón, por ejemplo, se relacionan con mecanismos de afrontamiento deficientes, caracterizados por la impulsividad y por una personalidad ansiosa.

Tratamiento -  Lo ideal es que, para tratar el trastorno de la conducta alimentaria no especificado, se siga el tratamiento para el trastorno de la conducta alimentaria que más se asemeje al propio #TCA no especificado. Por otro lado, siempre será recomendable abordar los pensamientos disfuncionales relacionados con la comida, el peso y la silueta corporal, a través de terapia cognitivo conductual.

La terapia de conducta, por su parte, también es ampliamente utilizada en este tipo de trastornos, a través de economía de fichas, refuerzo positivo, refuerzo diferencial, etc.

Para desarrollar hábitos de alimentación saludable y comportamientos de un estilo de vida saludable:

  • Elige una dieta saludable rica en granos o cereales integrales, frutas y verduras. Limita el consumo de sal, azúcar, alcohol, grasas saturadas y grasas trans. Evita las dietas extremas. Si debes perder peso, habla con el proveedor de atención médica o con un dietista para crear un plan que satisfaga tus necesidades.
  • No uses suplementos alimenticios, laxantes ni productos herbarios para bajar de peso.
  • Haz suficiente actividad física. Cada semana, haz al menos 150 minutos de actividad aeróbica, como caminar a paso ligero. Elige actividades que disfrutes para que sea más probable que las hagas.
  • Busca ayuda para los problemas de salud mental, como depresión, ansiedad o problemas con la autoestima y la imagen corporal.

Para ver más pautas sobre alimentos y nutrición, así como actividad física, ingresa a health.gov.

Habla con el proveedor de atención médica si tienes inquietudes sobre tus conductas alimenticias. El tratamiento temprano puede evitar que el problema empeore.

Niños

Estas son algunas maneras de ayudar a tu hijo a desarrollar conductas alimentarias saludables:

  • Evita hacer dieta en presencia de tu hijo. Es posible que los hábitos alimentarios familiares influyan en las relaciones que los niños desarrollan con la comida. Comer en familia te da la oportunidad de enseñarle a tu hijo sobre los peligros de hacer dietas. También te ayuda a observar si tu hijo come suficiente cantidad y variedad de alimentos.
  • Habla con tu hijo. Existen muchos sitios web y otros espacios en las redes sociales que fomentan ideas peligrosas, como proponer que la anorexia es la elección de un estilo de vida y no un trastorno alimentario. Algunos sitios alientan a los adolescentes a comenzar dietas restrictivas. Es importante corregir este tipo de ideas erróneas. Habla con tu hijo sobre los riesgos de tomar decisiones poco saludables en cuanto a la alimentación.
  • Alienta y refuerza una imagen corporal saludable en tu hijo, independientemente de su figura o talla. Habla con tu hijo sobre la imagen que tiene de sí mismo y tranquilízalo diciéndole que las formas del cuerpo pueden ser diferentes. No critiques tu propio cuerpo delante de tu hijo. Los mensajes de aceptación y respeto pueden ayudar a desarrollar una autoestima sana. También pueden desarrollar resiliencia, la capacidad de recuperarse con rapidez de situaciones difíciles. Estas habilidades pueden ayudar a los niños a sobrellevar los momentos desafiantes de la adolescencia y la juventud.
  • Pide ayuda al proveedor de atención médica de tu hijo. En las visitas del niño sano, los proveedores de atención médica podrían identificar los signos tempranos de un trastorno alimentario. Pueden preguntar al niño sobre sus hábitos alimentarios. Estas consultas incluyen el control de los percentiles de estatura y peso y del índice de masa corporal, que pueden advertirles a ti y al proveedor de atención médica de tu hijo de cualquier cambio importante.

La mayoría de los trastornos alimentarios implica centrarse demasiado en el peso, la forma del cuerpo y la comida. Esto puede derivar en comportamientos alimentarios peligrosos. Estos comportamientos pueden afectar gravemente la capacidad de obtener la nutrición que el cuerpo necesita. Los trastornos alimentarios pueden dañar el corazón, el aparato digestivo, los huesos, los dientes y la boca. Pueden llevar a otras enfermedades. También están relacionados con la depresión, la ansiedad, las autolesiones y los pensamientos y comportamientos suicidas. Si tienes comportamientos alimentarios problemáticos que te causan angustia o afectan tu vida o tu salud, o si crees que tienes un trastorno alimentario, busca ayuda médica. Consulta a un especialista y evita inconvenientes con su salud. 

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