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Deterioro Cognitivo, el proceso irreversible

El envejecimiento cognitivo es un proceso natural y gradual que ocurre a medida que las personas envejecen. A medida que se avanza en edad, es común notar ciertos cambios, como una ligera pérdida de memoria, mayor dificultad para recordar nombres o un procesamiento más lento de la información. En notas anteriores hemos explicado que, este deterioro puede acelerarse en algunos casos, progresando hacia afecciones como el deterioro cognitivo leve o incluso la demencia. 

Ciertas condiciones de salud pueden acelerar este proceso y aumentar el riesgo de desarrollar demencia. Es esencial conocer estos factores de riesgo y tomar medidas para controlarlos adecuadamente:

La hipertensión, o presión arterial alta, puede dañar los vasos sanguíneos del cerebro, lo que aumenta el riesgo de problemas vasculares que pueden contribuir al deterioro cognitivo. Este daño a los vasos sanguíneos también aumenta el riesgo de desarrollar demencia y sufrir un accidente cerebrovascular. Es bueno más en este tiempo, controlar la hipertensión mediante medicación y dieta puede reducir el riesgo de desarrollar demencia entre un 7% y un 11%.

Las personas que padecen diabetes tienen mayores probabilidades de desarrollar diferentes tipos de demencia, incluida la enfermedad de Alzheimer y la demencia vascular. Los altos niveles de azúcar en sangre alteran el funcionamiento de los vasos sanguíneos, reduciendo el suministro de oxígeno al cerebro y promoviendo la inflamación, lo que daña las células cerebrales. El exceso de insulina en el cerebro puede alterar el equilibrio de las sustancias químicas cerebrales, contribuyendo al deterioro cognitivo.

La apnea del sueño no tratada puede causar caídas significativas en los niveles de oxígeno, lo que es crucial para la salud cerebral. Investigaciones han demostrado que las personas con apnea del sueño tienen un riesgo 26% mayor de desarrollar deterioro cognitivo significativo o demencia. Un problema común es que muchas personas ni siquiera se dan cuenta de que padecen apnea del sueño. Los síntomas incluyen ronquidos fuertes y una fatiga excesiva durante el día.

Las vitaminas del complejo B, como la B12, la tiamina y el ácido fólico, son fundamentales para la salud del sistema nervioso, incluido el cerebro. Una deficiencia de estas vitaminas, especialmente la tiamina, puede desencadenar el síndrome de Wernicke-Korsakoff, un trastorno que afecta gravemente la memoria. Un plan de alimentación adecuado, con productos abundantes en grasas omega-3 y bajos en azúcar, pueden ayudar a proteger el cerebro de la depresión y sus efectos negativos sobre la cognición.

La depresión puede ser tanto un factor de riesgo como una consecuencia del deterioro cognitivo. Cuando la depresión es grave, puede ocasionar una condición conocida como pseudodemencia, que presenta síntomas similares a los de la demencia, como pérdida de memoria, dificultad para concentrarse y problemas con la toma de decisiones. No obstante, la depresión es tratable, y abordarla puede contribuir a frenar el deterioro cognitivo.

Proteger la salud cerebral es fundamental para mantener una buena vida a medida que se envejece. Existen algunas estrategias efectivas que pueden ayudar a fortalecer el cerebro y prevenir su deterioro: Una dieta abundante en nutrientes es clave para mantener la salud cerebral y la función cognitiva. Seguir una dieta equilibrada llena de cereales integrales, frutas, verduras y proteínas magras es fundamental para proporcionar los nutrientes esenciales que el cerebro necesita. es bueno atreverse a  incluir alimentos ricos en antioxidantes, como las bayas, las granadas y las berenjenas, que pueden mejorar la función vascular y reducir la inflamación, lo que contribuye a proteger el cerebro del deterioro cognitivo.

El ejercicio regular no solo es beneficioso para la salud física, sino que también tiene un impacto positivo en la salud cerebral. La actividad física ayuda a crear nuevas células nerviosas, mejora el flujo sanguíneo al cerebro y fortalece las conexiones entre las células cerebrales. Todos los tipos de ejercicio, desde correr y andar en bicicleta hasta el yoga o el entrenamiento de fuerza, son efectivos para mantener el cerebro saludable.

Es importante que logremos realizar chequeos médicos regulares, especialmente si se notan cambios en la memoria o en la capacidad de concentración. Si una persona empieza a volverse más olvidadiza o nota cambios en sus capacidades cognitivas, es recomendable consultar a su médico de inmediato. Un profesional de la salud puede evaluar lo que está sucediendo y ayudar a identificar cualquier problema de salud subyacente, lo que puede permitir una intervención temprana y el tratamiento adecuado.

 

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