El estrés, la ansiedad y la depresión se manifiestan cuando vivimos para agradecer a los demás.

Nuestras emociones están ligadas a nuestros pensamientos, y ambos están provocando un estado de estrés, ansiedad o depresión. Cuando no nos sentimos satisfechos con lo que hacemos, porque al final es lo que el otro quiere, cuando tratamos también de tratar de encajar, cuando nos importa lo que la gente piensa, en el lugar de cómo realmente nos sentimos, generamos en nuestra mente Un número de pensamientos que se convertirán en predominantes.

Vivir para agradar a los demás puede ser el camino más frustrante que decidimos transitar, significa dejar de lado las ilusiones de lado y los agentes que no nos pertenecen. Aunque es verdad que podemos sentir nuestra satisfacción cuando las personas son importantes nos sentimos orgullosos de nosotros, también es la verdad cuando nos generamos los efectos que se adaptan a los parámetros que no corresponden a lo que queremos, tarde o temprano esa satisfacción se convierte en frustración.

No hay una manera única de hacer las cosas, y es muy arrogante pensar en un universo de posibilidades, la nuestra es la mejor manera Estamos atentos a un camino de evolución y cada uno.

Nuestro cuerpo reaccionará con las emociones, y de esta manera, nuestro cuerpo, nos avisará de que tenemos algo que no estamos haciendo lo mejor que podamos abriendo y alimentando en nuestra mente contenido que nos causa daño

Todo lo que tenemos que ver y lo que nos gusta es lo que nos gusta, y lo que nos gusta. La vida, la influencia de otras personas y qué lugar está en la escalada de los que damos a ella.

Esta vida es demasiado corta para actuar como extras o para vivir los sueños de los demás. Dedíquese a vivir cada segundo de la manera más apasionada y busque siempre sus sueños, en el momento de buscar la aceptación de los demás.