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No Dejes que tu Espasticidad Corporal disminuya tu Calidad de Vida.

La espasticidad es una afección en la que los músculos están tensos o rígidos. Por ejemplo, la mano puede quedarse cerrada en un puño o puede ser difícil doblar la rodilla. A veces, los músculos pueden sacudirse o tener espasmos incontrolables. 

La #espasticidad generalmente es causada por daño a la parte del cerebro involucrada en movimientos bajo su control. También puede ocurrir a raíz de un daño a los nervios de la médula #espinal. El término #espasticidad es multifactorial, por lo que resulta difícil el proceso de evaluación. Existen diferentes métodos de medición, que se pueden dividir en métodos de evaluación clínica o no instrumentales y métodos cuantitativos o instrumentales, basados en estudios neurofisiológicos de los reflejos espinales. La más utilizada ha sido la "Escala de #Ashworth" modificada, debido a que no se requiere ninguna herramienta y es fácil de aplicar; sin embargo, no es sensible para medir las características que distinguen de la espasticidad a otras alteraciones del tono. Por otro lado, la "Escala de #Tardieu" se considera como una mejor opción debido a que compara la reacción muscular al movimiento pasivo a distintas velocidades y tiene mayor fiabilidad en sujetos con parálisis cerebral. Estas dos escalas son las más utilizadas. Existen otras evaluaciones, como la  #Scale, desarrollada para medir la frecuencia de espasmos según la percepción del paciente, pero que no distingue entre tipos de espasmos; la "Triple Spasticity Scale (TSS)", para pacientes con #ictus, que consta de tres partes que miden la respuesta al movimiento pasivo a dos velocidades, clonos y estiramiento dinámico muscular; o la "Spinal Cord Assessment Tool for Spastic Reflexes", que evalúa el tipo de espasmo flexor o extensor y #clonía. 

Las cifras de incidencia y prevalencia de la espasticidad son variables. En el ictus, se estima que alrededor de un 38-40% de los pacientes tendrá algún grado de espasticidad  y el 16% requerirá tratamiento. Esto será diferente dependiendo del tiempo transcurrido, y varía entre el 27% al mes y el 42,6% en la fase crónica (> 3 meses). En la lesión medular también hay cifras discordantes, pero se estima que un 40% de las personas con una lesión medular tendrá espasticidad. Sin embargo, los datos de los estudios varían entre un 40% y un 78%. En la esclerosis múltiple, la espasticidad está presente en más del 80% de los pacientes en algún momento de la enfermedad; en la parálisis cerebral, en el 72-91%, y en el traumatismo craneoencefálico moderado-grave, hasta en el 63,4%.

Revisar la integración, la descripción y la interpretación crítica de la evidencia científica más reciente sobre la variabilidad clínica de la espasticidad y los síntomas asociados, resultaría interesante a través los distintos mecanismos fisiopatológicos y su relevancia en el abordaje diagnóstico y terapéutico.

Los síntomas de espasticidad abarcan:

  • Postura anormal
  • Llevar los hombros, los brazos, la muñeca y los dedos de las manos a un ángulo anormal debido a la rigidez muscular
  • Reflejos tendinosos profundos y exagerados (el reflejo rotuliano y otros reflejos)
  • Movimientos espasmódicos repetitivos (clono), especialmente al tocarlo o moverlo
  • Tijereteo (cruce de piernas como se cerrarían las puntas de unas tijeras)
  • Dolor o deformidad de la zona del cuerpo afectada

La espasticidad puede también afectar el habla. La espasticidad grave y prolongada puede conducir a la contractura de los músculos. Esto puede reducir el rango de movimiento o dejar las articulaciones flexionadas.

La espasticidad puede ser causada por cualquiera de las siguientes:

  • Daño cerebral causado por falta de oxígeno, como puede ocurrir con asfixia o ahogamiento inminente
  • Parálisis cerebral (grupo de trastornos debido a una lesión cerebral al nacer).
  • Estenosis espinal cervical.
  • Traumatismo craneal.
  • Infecciones del cerebro o de la médula espinal (enfermedad de Lyme, sífilis, VIH, tuberculosis)
  • Esclerosis múltiple.
  • Enfermedad neurodegenerativa (afección que daña el cerebro y el sistema nervioso con el tiempo).
  • Fenilcetonuria (trastorno en el cual el cuerpo no puede absorber los aminoácidos de fenilalanina).
  • Lesión de la médula espinal.
  • Accidente cerebrovascular.
  • Tumores en el cerebro o la médula espinal.
  • Toxinas (óxido nitroso o "gas de la risa").
  • Deficiencia de vitaminas o minerales (vitamina B12, vitamina E, cobre).

El ejercicio, incluso el estiramiento muscular, puede ayudar a que los síntomas sean menos intensos. La fisioterapia también es útil. El tono muscular es la constante actividad muscular necesaria para mantener la actitud básica del cuerpo. Las fibras musculares contienen los órganos sensoriales o husos musculares, que responden principalmente al estiramiento muscular. Estos envían señales inhibitorias a las neuronas motoras situadas en el asta anterior medular, que producen una discreta respuesta eferente y mantienen un grado de contracción suficiente para mantener el tono muscular. La regulación de la actividad de la neurona espinal se produce por mecanismos de inhibición presináptica mediante neuronas gabérgicas que inhiben la actividad de las aferencias sensoriales durante el movimiento, inhibición recurrente en la cual la descarga de la motoneurona alfa estimula una interneurona que inhibe esa misma motoneurona alfa regulando su actividad, inhibición recíproca del músculo antagonista e inhibición inducida por el reflejo de estiramiento a través de la actividad del órgano de #Golgi. La motoneurona superior proyecta a neuronas espinales y controla los reflejos espinales a través de una vía monosináptica excitatoria, que es la vía piramidal, y de otras vías parapiramidales excitatorias (reticuloespinal y vestibuloespinal) e inhibitoria (dorsal reticuloespinal).

Distintos estudios científicos muestran que las lesiones cerebrales pueden causar un cambio en la remodelación muscular que conduce a desarrollar una forma grave de espasticidad. Si no hay tratamiento, a las 12 semanas el 27% de los pacientes puede desarrollar esta secuela, mientras que a los 6 meses puede afectar al 58% de los individuos (el 15% de ellos en forma grave). Sin embargo, las herramientas de diagnóstico de las que se dispone actualmente permiten pronosticar la espasticidad con precisión, dando lugar a una solución precoz.

Sin un tratamiento precoz antes de los 6 meses tras sufrir el accidente cerebrovascular, el 58% de los pacientes pueden desarrollar ese cuadro. No esperemos a celebrar el dia del #ACV para hacernos un cheqoeo y aprender  cómo prevenir  y tratarlo.

Actualmente, las estimaciones médicas indican que en Argentina se produce un accidente cerebrovascular (#ACV) cada nueve minutos. Este cuadro constituye la primera causa de discapacidad permanente en las personas adultas. Si bien las secuelas son varias y cada una requiere un tratamiento específico, detectarlas de forma temprana permite evitar la incapacidad a largo plazo. En ese marco, la espasticidad aparece como una afección motora importante: se calcula que entre el 20% y el 30% de los individuos que han sufrido un #ACV pueden desarrollarla.

Esta lista no incluye todas las afecciones que pueden causar espasticidad.

Tengamos presentes siempre que la espasticidad es un trastorno motor del sistema nervioso que genera un aumento del tono muscular y altera la movilidad de los pacientes. Afecta la postura, el movimiento y puede presentarse en niños o adultos, dependiendo de la causa o la lesión que la provoca. Aunque es una condición desconocida por muchos, es muy frecuente en pacientes con lesión neurológica. Se observa en niños con parálisis cerebral, en personas que han sufrido un #ACV o una lesión medular o encefalocraneana, o presentan una enfermedad como la esclerosis múltiple.

Tras un #ACV, lo primero que debe hacer un paciente es recibir atención de manera inmediata para reconocer y evaluar el cuadro. En principio, durante la etapa de la urgencia arriba al centro de salud y es abordado por el médico de terapia intensiva y por el neurólogo. Una vez estabilizado, requiere de un trabajo multidisciplinario en el que intervienen fisiatras, neurólogos,  fonoaudiólogos, terapistas ocupacionales y kinesiólogos.  La espasticidad ocasiona pérdida de la capacidad funcional en general. Esto impacta notablemente en la calidad de vida de quienes la padecen, afectando sus rutinas. El trastorno limita a las personas, que comienzan a padecer dificultades motoras: alteraciones para manipular objetos, lograr alcances, vestirse, caminar, higienizarse, entre otras. Además, la espasticidad puede ocasionar mucho dolor. Más allá de lo físico, esta condición altera también el ritmo del sueño y, en algunos casos, genera síndrome depresivo.

Como se ha comentado aquí, la espasticidad aparece a consecuencia de una lesión en el sistema nervioso central y forma parte del denominado síndrome de la neurona motora superior, en el cual se observan fenómenos negativos, como debilidad, fatiga o disminución de la destreza; o positivos, como clonía, signo de #Babinski, espasticidad, espasmos flexores o extensores, patrones de contracción disinérgicos o distonías. Los fenómenos positivos parecen considerados por algunos autores como formas clínicas de expresión de la espasticidad. Afectan predominantemente a los músculos antigravitatorios. La espasticidad se clasifica por las diferencias clínicas, por la etiología, dependiendo de si la causa es espinal o cerebral, y por la zona afectada, pudiendo dar lugar a un problema generalizado, regional o focal [18].

Etiológicamente se divide en supraespinales, co­mo el ictus o la parálisis cerebral, entre otras, espinales y mixtas o con afectación espinal y supraespinal, como la esclerosis múltiple o la esclerosis lateral amiotrófica. Atendiendo a la localización, se clasifican en afectación de las extremidades superiores, de las inferiores, hemiespasticidad, paraespasticidad y tetraespasticidad. La espasticidad focal afecta a un área del cuerpo aislada, como el brazo o el pie, mientras que la espasticidad multifocal afecta a múltiples áreas del cuerpo aisladas o no contiguas. La espasticidad regional y general denota una participación más difusa, con espasticidad regional, que afecta a una región contigua grande, y espas­ticidad generalizada, que afecta a múltiples áreas grandes del cuerpo.

Una correcta valoración clínica de la #espasticidad es esencial para poder realizar un tratamiento correcto y en el momento óptimo, y así prevenir complicaciones.

En conclusión, tratar la #espasticidad como un fenómeno único, sin tener en cuenta todos los elementos que la componen, no permite una correcta interpretación de la patología y lamentablemente lleva a realizar tratamientos inconscientes muy a la ligera, como el tratamiento con toxina #botulínica, o el uso de #split, resortes u otras órtesis, que normalmente constituyen un verdadero obstáculo para la recuperación funcional, potenciando los elementos patológicos como la #espasticidad y en realidad no actúan sobre el problema real.

Como si siempre decimos, recuerda que, la info brindada aquí es solo periodística,  orientativa e informativa. Es importante acudir a un profesional médico,  si haz presentado algún síntoma inesperado. Dependiendo de tu condición,  te indicará que procedimiento es mejor para ti.

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