Los Anticoagulantes Salvan Vidas.
Las personas con fibrilación auricular (una arritmia del corazón), los portadores de válvulas cardíacas, las personas que han sufrido una trombosis venosa o embolia pulmonar o las que sufren el Síndrome Antifosfolípido (SAF), entre otros, son candidatos a tomar anticoagulantes para evitar sufrir un ictus o una trombosis.
Los anticoagulantes son medicamentos que evitan que se formen trombos en el interior de los vasos sanguíneos retrasando el tiempo de coagulación de la sangre.
El tratamiento anticoagulante es un tratamiento salvavidas, ya que nos protege de las posibles consecuencias de sufrir un ictus o trombosis: la discapacidad y la muerte.
Para que nos protejan como es debido, los anticoagulantes requieren una atención y seguimiento especial. Un control inadecuado limitará su efecto “salvavidas”.
Por establecer un símil, estar bien controlado sería como disponer de un chaleco salvavidas en el momento de un naufragio. Si el chaleco está mal puesto o en pésimas condiciones, el riesgo de morir ahogados se multiplicaría. Lo mismo sucede en el caso de la anticoagulación. Un control deficiente del tratamiento anticoagulante puede tener efectos no deseados en nuestra salud, como son: hemorragias graves, ictus isquémicos o incluso la muerte.
Un estudio demuestra que los pacientes que tuvieron un accidente cerebrovascular (ACV) y sus familias pueden aprender a controlar el pulso y detectar una arritmia que podría causar un segundo ACV. Tener un accidente cerebrovascular (ACV) o un ataque isquémico transitorio (AIT) -en el que los síntomas son pasajeros y no suelen quedar secuelas-, aumenta el riesgo de sufrir otro evento en el futuro. La identificación de la causa del ACV o AIT puede conducir a estrategias de prevención específicas para reducir ese riesgo, según la actualización de una guía publicada en la revista Stroke. El tipo más frecuente de accidentes cerebrovasculares son los isquémicos, que ocurren cuando se bloquea el flujo sanguíneo en un vaso que conduce al cerebro, ya sea por coágulos o placas. Menos frecuente, poco prevenible y de peor pronóstico es el tipo hemorrágico, causado por la ruptura de algún vaso sanguíneo del cerebro. Los accidentes cerebrovasculares pueden provocar una discapacidad grave y / o la muerte. Un ataque isquémico transitorio, comúnmente conocido como #AIT, ocurre cuando una arteria se bloquea durante un período corto de tiempo; por lo tanto, el bloqueo es transitorio (temporal) y no causa una lesión cerebral permanente. No obstante, deben ser tratados a tiempo para evitar que deriven en cuadros más graves.
Después de un ataque cerebral (#ACV), la vida (y la esperanza) continúan. Con el tiempo, las nuevas rutinas se vuelven parte de lo cotidiano. La rehabilitación puede fortalecer su cuerpo, sus capacidades y su confianza. Además, puede ayudarlo a continuar con sus actividades diarias a pesar de los efectos del #ACV.
Aproximadamente un 13 por ciento de los ataques cerebrales ocurren cuando se rompe un vaso sanguíneo en elcerebro o cerca de éste. A esto se le llama ataque hemorrágico al cerebro. Cuando sucede un ataque hemorrágico al cerebro, la sangre se acumula en el tejido cerebral. Esto es tóxico para el tejido cerebral y hace que las células de esa área se debiliten y mueran. La prevención de las enfermedades cardiovasculares requiere un enfoque integrado e interdisciplinario que coloque a las personas y a los pacientes en el centro y considere otras condiciones de salud y factores ambientales, incluida la contaminación del aire.
¿Los ataques hemorrágicos al cerebro son todos iguales? Hay dos tipos de ataques hemorrágicos al cerebro. En ambos se rompe un vaso sanguíneo, interrumpiendo el flujo sanguíneo a una parte del cerebro. Hemorragias intracerebrales (la causa más común del ataque hemorrágico al cerebro): • Ocurren cuando un vaso sanguíneo sangra o se rompe hacia el tejido interno dentro del cerebro. • Además, las causas más frecuentes son la presión arterial alta crónica o el envejecimiento de los vasos sanguíneos. • También a veces son causadas por una malformación arteriovenosa (#AVM). Una #AVM es un grupo de vasos sanguíneos con formaciones anormales. Cualquiera de estos vasos se puede romper y causar un sangrado en el cerebro.
Debido a que las hemorragias pueden ser potencialmente mortales, se requiere la atención hospitalaria. Se utilizan medicamentos para controlar la presión arterial alta. Se pueden administrar otros medicamentos para reducir la hinchazón del cerebro posterior al ataque cerebral. Tal vez se necesite una cirugía, dependiendo de la causa y el tipo de hemorragia. Generalmente se recomienda una cirugía para colocar un broche de metal en la base de un aneurisma o para extraer los vasos sanguíneos anormales que forman una #AVM. Algunos procedimientos son menos invasivos y utilizan un catéter que se inserta a través de una arteria principal de la pierna o el brazo. El catéter se guía hacia el aneurisma o #AVM, donde se coloca un dispositivo, como una espiral, para prevenir la ruptura. Los cuidadores tienen una función fundamental en la recuperación del sobreviviente de un ataque o derrame cerebral. La educación psicosocial, el apoyo práctico y el entrenamiento del cuidador pueden ser beneficiosos para mejorar el equilibrio y el nivel de actividad de los pacientes. La rehabilitación y la recuperación son factores importantes en los resultados posteriores al ataque o derrame cerebral y la calidad de vida.
Con respecto al ejercicio, en línea con otras guías internacionales, el documento aconseja a los adultos de todas las edades realizan al menos 150 a 300 minutos a la semana de intensidad moderada, o 75 a 150 minutos de actividad física aeróbica de intensidad vigorosa o una combinación equivalente. Se recomienda, además, reducir el tiempo sedentario y realizar al menos una actividad ligera a lo largo del día. Y considerar el uso de rastreadores de actividad portátiles (como contadores de pasos) para aumentar la actividad. En cuanto a la nutrición, se recomienda una dieta saludable a todas las personas para prevenir las enfermedades cardiovasculares.Los consejos en ese sentido se resumen en: enfatizar los alimentos de origen vegetal, incluidos los cereales integrales, frutas, verduras, legumbres y frutos secos. restringir la ingesta de alcohol a un máximo de 100 gramos por semana (una bebida estándar contiene de 8 a 14 gramos); comer pescado, preferiblemente graso, al menos una vez a la semana; y restringir el consumo de carne, particularmente carne procesada.
Los trastornos mentales como la ansiedad se asocian con un mayor riesgo para el corazón y el cerebro y con un peor pronóstico para aquellos que ya tienen diagnóstico de alguna enfermedad cardiovascular. Una nueva recomendación es brindar un apoyo intensificado a los pacientes con estas afecciones para mejorar la adherencia a los cambios en el estilo de vida y el tratamiento farmacológico. Y también se aconseja considerar la derivación a otros profesionales para el manejo psicoterapéutico del estrés en pacientes con enfermedad cardiovascular y estrés.
Recuerda, la info brindada aquí es solo periodística, orientativa e informativa. Es importante acudir al médico, si haz presentado algún síntoma inesperado. Dependiendo de tu condición, te indicará que procedimiento es mejor para ti.