Simples Perplejidades del Estrés Humanitario.
La incertidumbre ya es una situación corriente en los tiempos de decisiones también electoral es. A nivel global, cuestiones como el cambio climático, el aumento de los conflictos armados, los desastres naturales , las neo epidemias sanitarias y las nuevas formas de trabajo, hacen que algunos autores llamen a esta “la era de hiper-incertidumbre”. Si lo pensamos a nivel local, la crisis económica, la falta de empleo y la poca claridad en el escenario político-social, vuelven a nuestro contexto aún más incierto que el de otros países.Hace años que desde las ciencias de la mente la incertidumbre es considerada una fuente de estrés. Altos niveles de incertidumbre se asocian no sólo con una peor calidad de vida sino también con mayor cantidad de problemas en la salud mental: depresión, ansiedad y trastorno por estrés postraumático, entre otros.
Como menciona una revisión del día del tema publicada en el Journal of Mental Health, la mayoría de los estudios investigan la relación entre la incertidumbre y la salud en contextos médicos (se analiza el impacto que tiene la falta de certezas en el diagnóstico y pronóstico de la salud mental de los pacientes, o luego de desastres naturales o de crisis económicas o sociales). Un estudio publicado recientemente por Bae, muestra que, por ejemplo, tras la crisis financiera mundial en 2008-2009 se observó una mayor búsqueda en #Google de términos como “depresión” o “estrés. Si bien es necesario seguir investigando el tema, en todos los casos, ambas variables parecen ir juntas: a mayores niveles de incertidumbre, más afectación de la salud mental. Es decir, la incertidumbre, junto con la sensación de falta de control, la amenaza de perder cosas valoradas o los cambios vitales, son situaciones que se consideran universalmente estresantes. El estrés es una reacción normal del organismo para responder a las demandas y cambios del ambiente. En su medida justa, y en pos de enfrentar mejor los desafíos, nos vuelve más atentos, productivos y focalizados.
El problema aparece cuando se percibe que los cambios que demanda el ambiente son superiores a los recursos que la persona cree que tiene para afrontarlos. En esas situaciones, aparece el distrés o estrés patológico, que es sin duda un problema en sí mismo y puede provocar el desarrollo de diversas condiciones que afectan nuestra salud mental. En esta Argentina, en estos tiempos que corren, con esta incertidumbre económica y política, es esperable que percibamos mayores niveles de estrés y es el momento de estar más atentos que nunca a nuestra salud mental. Hacer ejercicio físico, alimentarnos saludablemente, cuidar nuestro tiempo de descanso, cultivar nuestros vínculos, hacer cosas que nos hagan sentir bien, son factores protectores frente al estrés.
Eliminar o disminuir los estímulos que nos generan estrés y aumentar los estímulos positivos puede contribuir. Además, es útil replicar técnicas de respiración, relajación o mindfulness y estar atentos a los síntomas del distrés, los cuales pueden ser muy variados: desde físicos (contracturas, tensión muscular, problemas gastrointestinales) hasta cognitivos y emocionales (como la disminución de la memoria, de la capacidad de foco o la irritabilidad). Si estos síntomas aparecen, recordemos que existen especialistas en salud mental que cuentan con estrategias efectivas para afrontar de una mejor manera la situación que lamentablemente hoy en día nos toca atravesar.