Hay artefactos y dispositivos que usamos cada día, para movernos, para comunicarnos y para entretenernos, pero no sabemos que muchos de ellos empezaron como inventos creados para personas con discapacidad.
En un mundo globalizado y cada vez más conectado, la diversidad y la inclusión se han convertido en elementos esenciales para el éxito de cualquier organización. No se trata solo de cumplir con una normativa o mejorar la imagen corporativa, sino de reconocer y valorar la riqueza que aporta la diversidad de pensamiento, cultura, género, edad, formación y experiencia.
Las personas con discapacidad, ya sean físicas, motoras, intelectuales o sensoriales, constantemente se enfrentan a ciudades, establecimientos y transportes inaccesibles. Según la Organización Mundial de la Salud, también viven problemas como la estigmatización, la discriminación, la pobreza, la exclusión de la educación y el empleo, y las barreras que encuentran en el propio sistema de salud. Para combatirlos, a lo largo de la historia se han hecho adecuaciones para garantizar la inclusión de las personas con discapacidad. Si bien aún falta un largo trecho de recorrer, ya hay inventos que están dando su fruto, beneficiando a millones de personas al mismo tiempo.
Conectar a personas con problemas de audición o incapaces de hablar, con personas oyentes era el objetivo de la persona que inventó el concepto de los mensajes de texto. Su nombre era James Marsters, un ortodoncista que había perdido el oído durante la infancia. Él creó un dispositivo llamado #TTY que retransmitía conversaciones mecanografiadas a través de un teléfono. Eventualmente, estos mensajes se transformaron en lo que actualmente conocemos como mensajes de texto, que han sido populares desde los años noventa, cuando empezaron a usarse los teléfonos móviles con esta función.
Poder escuchar una historia, una novela, o un cuento es fácil de hacer por medio de los audiolibros, que se encuentran en plataformas web o en tabletas de lectura. Pero esta idea fue pensada para que las personas ciegas o con problemas de visibilidad puedan también disfrutar de la literatura en cualquier momento, sin depender de otra persona que les lea.
Los responsables de crear los audiolibros eran miembros de la Federación Estadounidense de Invidentes. En 1932, lanzaron los discos en vinilo que contenían textos narrados. Se vendían en empaques completos, inicialmente con títulos como las obras de Shakespeare o la Constitución de Estados Unidos. Ese mismo año, el Congreso aprobó que se empezaran a fabricar los audiolibros, permitiendo que más títulos se traduzcan a este formato.
Los sorbetes, ya sean de plástico o bioamigables, hacen más fácil beber de un vaso y evitan regar el líquido. Por esas mismas razones fueron inventados en la década de 1930, por Joseph Friedman. Él había pensado en adaptar los vasos para que las personas enfermas o con discapacidad motriz puedan beber sin dificultad, y en la actualidad sigue siendo útil.
Los pisos podotáctiles suelen encontrarse en las esquinas de las veredas, al borde de las escaleras y en las estaciones de transporte público. Su finalidad es advertir a las personas no videntes que se aproximan a un punto peligroso, como a la calle o a una hendidura.
Este artefacto, que se distingue con un brillante color amarillo, también funciona como advertencia para las personas videntes.
Algunos utensilios de cocina, como los peladores de verdura, les han cambiado la vida a las personas con discapacidad motriz o con enfermedades degenerativas, como la artritis.
El crédito se lo lleva Sam Farber, el fundador de la marca de utensilios adaptados de cocina OXO. Cuando él se dio cuenta que a su esposa se le complicaba pelar verduras con cuchillo, inventó herramientas más cómodas y adaptadas a sus necesidades. #OXO ahora tiene una línea llamada “Good Grips”, con esos utensilios especiales, que usan las personas con y sin discapacidad.
Para recordar, el italiano Pellegrino Turri inventó el primer prototipo de las máquinas de escribir, por amor a su novia, la condesa Carolina Fantoni. Ella era ciega, y se le dificultaba escribirle cartas a Turri. Con el pasar de los siglos, las máquinas de escribir fueron innovando en su diseño y finalmente se convirtieron en lo que actualmente conocemos como computadoras.
