Hoy a la mañana perdí mi celular. En algún momento entre que me levanté, preparé el mate y me vestí para salir a la Redacción lo perdí de vista. ¿Buscaste en la mesa de luz? No está. ¿En el baño? No. ¿En la cocina, donde tiene su lugar habitual? Tampoco. ¿En esa mesa, en ese estante, en ese mueblecito donde a veces lo dejás? Nada. Evaporado.
No importa, pensé: gracias a la conexión permanente, perder un teléfono de este modo es trivial: alcanza con hacerlo sonar, y listo; esté donde esté, será escuchado y encontrado. Porque (y este era el dato clave) yo sabía que el teléfono estaba en mi hogar: no había salido, había apagado la alarma cuando sonó… estaba en casa..
Cómo buscar el celular con las apps oficiales
Así que fui al sitio salvador que permite ubicar un smartphone (o tableta) extraviado, que lo hace sonar (aunque esté, como el mío, eternamente en modo silencioso), y eventualmente lo bloquea o borra el contenido, si cayó en manos ajenas. El de #Google se llama “Encontrar mi dispositivo”, y muestra en un mapa, convenientemente, dónde está el dispositivo, si tiene batería, etcétera. Google tiene planes para ampliarlo para que otros dispositivos Android colaboren en una suerte de red masiva de búsqueda (un funcionamiento similar al de la red de búsqueda de #Apple), pero la función, presentada en mayo último en el #Google IO, está demorada.
Apple tiene, claro, un servicio similar (Buscar dispositivos), con las mismas funciones (verlo en un mapa, hacerlo sonar para encontrarlo dentro de una casa) y con esta red mundial de dispositivos Apple ya en funcionamiento hace un par de años, para encontrar un equipo aún si no tiene conexión a internet (el de otra persona que pasa cerca lo detecta como dispositivo Bluetooth extraviado y compara su identificación con el aviso de búsqueda que inició el usuario).
Divino todo, pero por alguna razón el servicio de #Google me decía que no había forma de ubicar al equipo. No lograba entrar en contacto con él. No estaba por ningún lado. Mientras probaba llamarlo por teléfono (sin éxito), descartaba lugares, miraba detrás de almohadones, adentro de cajones y demás, recordé que #Google dispone de otra herramienta para determinar la ubicación de un dispositivo y, más específicamente, saber por dónde anduvo: el historial de #Google Maps, que más de una vez me sirvió para encontrar el auto después de que lo estacioné y, displicente, confié en mi memoria para conservar su ubicación (antes que en la tan útil función de Google Maps para, justamente, marcar dónde está estacionado el auto).
#Google Maps no es tan preciso como para decirme en qué parte de mi casa podía estar el teléfono (mi casa no es tan grande, lamentablemente, para la escala que maneja la app), pero me servía para descartar una posibilidad: que estuviera confundido y no lo hubiera tenido durante la noche (difícil) o que de alguna manera se hubiera ido por la mañana. No tenía sentido, pero pasaba el tiempo, me tenía que ir, y quería despejar cualquier posibilidad.
Inesperadamente, el teléfono no estaba en casa,: mi historial de #Google Maps (accesible en la web en el menú lateral como Tus rutas) me mostraba que un rato antes había estado cerca del colegio de mis hijos. Un mensaje vía #WhatsApp web a mis allegados, una búsqueda sorprendida en su cartera, y voilà, el teléfono fue ubicado fehacientemente. Cómo llegó ahí es un misterio (descarto un intento de huida por parte del celular): pero como su celular y el mío son muy parecidos (y a la mañana temprano, a las corridas, no siempre hay tiempo para detalles) asumimos que se llevó ambos sin darse cuenta.
Así que ya saben: si por alguna razón la herramienta para ubicar un dispositivo extraviado no les funciona, pueden probar con #Google Maps, aunque más no sea para confirmar que está (o no) en el lugar que ustedes esperaban. Eso sí: tienen que tener activo el historial de ubicaciones para que el sistema vaya anotando, periódicamente, la ubicación del teléfono. #Google permite ir eliminando ese historial en forma periódica si así lo desean.