Cómo Hacer para que nuestro turismo se convierta en una aventura acesible.
En esta época del año las vacaciones suelen ser un momento de disfrute y descanso. Sin embargo, a la hora de pensar y planificar nuestras vacaciones, son muchas las barreras que enfrentamos las personas con discapacidad que impiden nuestra participación plena en estos ámbitos. En este sentido, si bien en los últimos años pudimos notar avances al respecto (como playas más accesibles con apoyos e infraestructuras adaptadas), un turismo verdaderamente inclusivo todavía sigue siendo un desafío e ir de viaje implica una odisea para muchas personas con discapacidad.
Todo esto teniendo en cuenta los distintos factores y variables que interceden: desde la llegada a, por ejemplo, un aeropuerto hasta poder tener acceso a una playa o balneario. De hecho, existen limitaciones que afectan a todo el proceso como la falta de accesibilidad (física y también en sistemas de comunicación como Braille o lengua de señas, pictogramas para personas con autismo) en las publicidades y sistemas de gestión de reservas, en transportes, alojamientos y hoteles, balnearios y playas y hasta en los espacios de recreación o esparcimiento como teatros, cines, restaurantes.
Poder disfrutar de las vacaciones es un derecho. Así lo refleja la Ley Nacional N°25.643 del año 2002, relacionada con el #TurismoAccesible la cual define que es aquel que garantiza “la plena integración —desde la óptica funcional y psicológica— de las personas con movilidad y/o comunicación reducidas, obteniendo durante las mismas la satisfacción individual y social del visitante y una mejor calidad de vida”.
El turismo accesible es aquel que está pensado para que personas con alguna discapacidad puedan disfrutar y sentirse incluidas en los viajes y actividades recreativas. Esto sucede cuando las barreras que limitan la participación de estas personas se ven eliminadas y los productos o servicios están adaptados para incluirlas en ellos.
El turismo accesible se refiere a la capacidad de las personas con discapacidades o necesidades especiales para participar en actividades turísticas de manera plena y sin obstáculos. Sin embargo, existen diversas barreras que pueden dificultar o impedir que las personas con discapacidades disfruten plenamente de experiencias turísticas. Algunas de las barreras comunes incluyen:
Barreras Arquitectónicas: eliminación de obstáculos físicos y adaptación de entornos. Esto incluye la instalación de rampas de acceso, sillas anfibias, habitaciones adaptadas para personas con discapacidad, señalización clara y comprensible, y servicios que tengan en cuenta las necesidades de diferentes grupos de personas.
Barreras de Comunicación: Tienen que ver con la adaptación de los sistemas de comunicación para que todas las personas puedan relacionarse e interactuar (sistema Braille, lengua de señas, pictogramas).
Barreras Actitudinales: No deja de ser importante el trato hacia la persona con discapacidad que siempre debe estar basado en el respeto y en su condición como persona sujeto de derechos (facilitar su autonomía con apoyos, utilizar un lenguaje adecuado, eliminar prejuicios y etiquetas).
El turismo accesible se refiere a la capacidad de las personas con discapacidades o necesidades especiales para participar en actividades turísticas de manera plena y sin obstáculos. Sin embargo, existen diversas barreras que pueden dificultar o impedir que las personas con discapacidades disfruten plenamente de experiencias turísticas. Algunas de las barreras comunes incluyen:
Infraestructura inadecuada: Muchos destinos turísticos carecen de instalaciones y estructuras diseñadas para facilitar el acceso a personas con discapacidades, como rampas, ascensores, baños accesibles y señalización adecuada.
Transporte inaccesible: El transporte público y privado a menudo no está adaptado para personas con discapacidades, lo que dificulta su movilidad de un lugar a otro. La falta de opciones de transporte accesible puede limitar las opciones de viaje.
Falta de información accesible: La información turística, como folletos, mapas y sitios web, a menudo no se presenta de manera accesible para personas con discapacidades visuales o auditivas. La falta de información puede dificultar la planificación y la toma de decisiones antes y durante el viaje.
Falta de conciencia y capacitación: El personal de la industria turística a veces carece de la capacitación necesaria para atender adecuadamente a personas con discapacidades. La falta de conciencia sobre las necesidades específicas puede llevar a experiencias frustrantes o excluyentes.
Barreras económicas: Las opciones accesibles a veces pueden ser más costosas, ya que las instalaciones y servicios adaptados pueden tener un precio más alto. Esto puede crear barreras económicas para las personas con discapacidades.
Falta de opciones de ocio accesibles: Las actividades y atracciones turísticas a menudo no están diseñadas pensando en la accesibilidad, lo que limita las opciones de ocio para las personas con discapacidades.
Normativas y regulaciones insuficientes: En algunos lugares, la falta de normativas y regulaciones específicas sobre accesibilidad puede llevar a la ausencia de medidas concretas para garantizar un turismo accesible.
Superar estas barreras requiere un enfoque integral que involucre a gobiernos, la industria turística, organizaciones sin fines de lucro y la sociedad en general. El desarrollo de normativas, la concienciación, la capacitación del personal y la inversión en infraestructuras accesibles son pasos importantes para mejorar la accesibilidad en el turismo.