Dice Paula York, academica dedicada a la psicopedagogia. Su ejemplo de vida es su hijo Tomás, y ella relata su vivencias asi. "..Mi hijo mayor tiene autismo y discapacidad intelectual. Hace unos años, antes de la pandemia de Covid que ya apenas recordamos, acudí a una invitación de una importante empresa, que publicitaba sus cruceros incluyendo entornos familiares. Contaban maravillas del servicio de guardería, de todo el entretenimiento en forma de películas y juegos que tenían disponibles para los niños y para que sus padres pudieran dedicarse al disfrute adulto. No pude evitar levantar la mano y preguntar, si la empresa podría asumir el cuidado de un niño como el mío, que requiere supervisión constante, una persona permanentemente atenta para que se integrase con el resto de niños y no se fugase o tuviese un accidente. Por supuesto que no. Demasiada responsabilidad, demasiada presión, para la tripulación de a bordo.
Todos las naves de la Empresa contaban con rampas y ascensores necesarios, también con camarotes adaptados. Por supuesto, la ley les obliga. Pero ni se habían parado a pensar en la accesibilidad cognitiva. planteada por mis pensamientos,
La accesibilidad cognitiva es la condición que deben cumplir los textos, carteles, tecnología y pictogramas para que todas las personas puedan entenderlos fácilmente. Es decir, la accesibilidad cognitiva pretende hacer el mundo más fácil de entender. La accesibilidad cognitiva es la “característica de los entornos, procesos, actividades, bienes, productos, servicios, objetos o instrumentos, herramientas y dispositivos que permiten la fácil comprensión y la comunicación”. En otras palabras: se trata de hacer el mundo más fácil de entender a través de la elaboración de documentos en lectura fácil, señalizar entornos o mejorar la comprensión de páginas web y aplicaciones móviles, entre otros. La propia Organización Mundial de la Salud (#OMS) señala que una de cada tres personas en el mundo, pueden beneficiarse de este derecho ciudadano que facilita el acceso a otros derechos como son los de la educación, la información, la sanidad, etc.
La accesibilidad cognitiva es parte de la accesibilidad universal. Dentro de la accesibilidad universal, destacamos estos 3 tipos de accesibilidad:
La accesibilidad física. Es la que beneficia, por ejemplo, a las personas que usan silla de ruedas. La accesibilidad sensorial. Es la que beneficia, por ejemplo, a las personas sordas y ciegas. La accesibilidad cognitiva. Es la que beneficia, por ejemplo, a las personas con discapacidad intelectual.
A todas las personas nos beneficia la accesibilidad cognitiva.
Pero hay personas que la necesitan más. Por ejemplo, las personas: Con discapacidad intelectual. Con parálisis cerebral. Con trastorno del espectro del autismo. Con problemas de salud mental. Con dificultades para leer. Adultos Mayores con deterioro cognitivo. Por ejemplo: cuando tienen dificultad para recordar las cosas o para hablar. Que no conocen el idioma.
El término “accesibilidad cognitiva” no aparece en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. La Ley Nac Nro. 26378, en Argentina. Sí utiliza otras terminologías similares. Por ejemplo: Habla de la importancia de la accesibilidad de la información y las comunicaciones. Habla del derecho a la accesibilidad de la información y las comunicaciones. Habla de los formatos de fácil lectura y comprensión. Las leyes deben aclarar cuándo y dónde es obligatoria la accesibilidad cognitiva. Por ejemplo: es obligatorio que sean fáciles de entender los prospectos de las medicinas, las noticias o los libros del colegio y/o la escuela donde concurren tus hijos. .
Pasa en hoteles, en aviones, en parques temáticos, en excursiones organizadas y actividades variopintas. Ningún ámbito turístico se libra. Si, pese a la mucha normativa existente respecto a la accesibilidad física aún es frecuente encontrar problemas en forma de edificios mal adaptados, rampas y giros imposibles o cuartos de baños para personas con discapacidad convertidos en almacenes, por ejemplo, que se piense en pictogramas, personal preparado y ratios adaptadas para clientes como mi hijo en hoteles, actividades de ocio, aeropuertos o restaurantes es poco menos que milagroso y de aplaudir cuando sucede.
Cuando preguntas a un operador, si hay mucho tiempo de espera en las excursiones o si es posible que te aseguren un lugar tranquilo para comer en el bufet del hotel o una habitación en la que, si tu hijo despierta chillando, no moleste al resto de turistas, normalmente recibes la callada por respuesta seguida de mucha amabilidad pero poca información: "Yo creo que sí", "déjame que te lo pregunte", "nunca ha habido ningún problema".
Paula York comenta: "Conozco a demasiadas familias que ya no van de vacaciones o limitan mucho sus escapadas por miedo a lo que puedan encontrarse, a no encajar en el destino planificado. Necesitamos más y mejor información por parte de todo el sector turístico a la hora de planificar nuestros viajes, un sector que tiene que asumir su responsabilidad social en este terreno y que la discapacidad es muy diversa, por lo que sus requerimientos van mucho más allá de atenerse a la normativa imperante. También tenemos mucho que trabajar desde dentro de las familias en las que hay discapacidad cognitiva. Superar miedos, atreverse, huir de la sobreprotección, idear estrategias como anticipar lo que se va a hacer, buscar las horas y días y lugares más adecuados, pedir ayuda, organizar lo mejor posible el viaje y asumir que no siempre todo saldrá como deseamos. Merece la pena. No queremos quedarnos en casa " dice la profesional .
Pero, en esta realidad, no podemos cambiar el mundo solos. De alo estoy muy seguro. La única forma de medir si algo es comprensible es comprobarlo con personas con dificultades de comprensión. Hadta la próxima.