Lenguaje Claro para una mejor Convivencia .
Una comunicación sencilla, concisa y bien organizada es esencial para construir una ciudadanía informada. En qué se basa esta iniciativa y cuáles son los puntos esenciales de esta herramienta. El denominado Lenguaje Claro se convirtió en una realidad cuando, en 2010, se convirtió en norma en los Estados Unidos bajo el nombre de “Plain Writing Act” (Ley de escritura simple). La legislación norteamericana, impulsada durante la gestión de Barack Obama impone que las “agencias federales utilicen comunicaciones gubernamentales claras que el público pueda comprender y utilizar” en todos los documentos, entre los que se incluyen publicaciones, cartas, formularios, avisos e instrucciones, con un lenguaje “claro, conciso y bien organizado”.
Mediante esta acción, lo que se busca es revertir una práctica muy extendida en el #Estado de documentos, formularios y hasta sentencias escritos con un lenguaje oscuro y complejo. Esta comunicación, entonces, se aleja completamente de la persona a la que está destinada, creando malentendidos y afectando de manera directa el derecho ciudadano a entender. Es decir, a comprender.
-¿Cuál es el objetivo?
-El lenguaje claro brinda herramientas y recursos para simplificar los mensajes para la ciudadanía. Busca traducir términos jurídicos al lenguaje sencillo y adaptarlo al lenguaje corriente. Es un eje de la política del Ministerio de Justicia. Es acercar la Justicia a la gente.
-¿Qué características tiene el lenguaje claro?
-El manual de lenguaje claro sugiere una idea por oración, oraciones cortas, estructura básica, sujeto expreso, voz activa, párrafos cortos de un tema y signos de puntuación. En tanto, también se recomienda un menor uso del gerundio, menos arcaísmos, términos en latín y un diseño amable.
-¿Qué es el servicio Justicia Cerca?
-Es un sitio web que explica en lenguaje sencillo las leyes de uso diario, de todos los días, y aplicadas a situaciones cotidianas. Tomamos algunas situaciones que ocurren en los Centros de Acceso a Justicia así como algunas situaciones que nos suceden a todos en nuestra vida cotidiana. Desde viajar en colectivo, los trámites para alquilar un departamento, cómo obtener la asignación universal por hijo hasta ir a la cancha.
Fue muy buena la repercusión que tuvo “El viaje en bondi” ( #BUS). Porque, por ejemplo, el Código de Tránsito porteño explica en términos complejos que los choferes de los colectivos entre las 10 de la noche y las 6 de la mañana deben permitir subir o bajar en cualquier esquina que indiques, aunque no sea la parada.
-¿Cómo son las publicaciones de Lectura Fácil?
-El lenguaje claro tiene distintos niveles de adaptación. En el primero, se realiza una adaptación para personas que no tienen formación técnica y el segundo es desarrollado para ciudadanos con discapacidad cognitiva o intelectual.
Este segundo nivel es un paquete de reglas para este colectivo que también sirve para migrantes que no dominan el idioma o chicos que recién empiezan a leer. Es para que la ley se entienda y nadie se quede afuera. Ampliamos el universo de la ley para que la ciudadanía lo entienda. Se realizó a través de una adaptación de las reglas de la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas (IFLA), donde el ministerio elaboró textos jurídicos de lectura fácil.
Lenguaje claro, una necesidad con siglos de historia
Más allá de la norma impulsada y avalada hace más de una década en Estados Unidos, el movimiento de promoción del lenguaje claro se originó en los años 70 en Inglaterra, Suecia, Estados Unidos y Canadá, con iniciativas que buscaban terminar con el lenguaje críptico del Estado, la Justicia y los bancos. Sin embargo, este no fue su inicio, porque sus raíces se hunden en la antigua tradición de la retórica clásica, que recomendaba como primer paso al elaborar un discurso pensar en quién es la persona destinataria.
Como mensaje reflexivo les dejo esta frase: "La claridad en la comunicación contribuye a la transparencia de los actos y a la legitimidad de las instituciones. Una justicia moderna no solo debe ser ágil y eficiente, con expedientes digitalizados y edificios accesibles. Es necesario además que sus comunicaciones garanticen el derecho de la ciudadanía a entender”.
¿Cuáles son las bases del Lenguaje Claro?
-Se prioriza el derecho que tiene la ciudadanía a comprender. Y es, nada más y nada menos, que hacer foco en las bases y en los principios de toda comunicación: prestar atención y ajustar lo que se dice en función de a quién me dirijo. Nosotros, cuando hablamos o comunicamos, lo hacemos con un objetivo particular y nos adaptamos para alcanzarlo de la manera más eficaz, en función de a quién nos estamos dirigiendo. En nuestro caso, en los talleres que llevamos adelante en el Ministerio Público Fiscal de la Ciudad de Buenos Aires, se busca que todos los documentos que se producen puedan ser comprendidos de la mejor manera por la ciudadanía y aquellos a quien les compete.
- ¿En qué aspectos se centra?
-Por ejemplo, se centra en los textos, en el tipo de vocabulario y en los tecnicismos dentro del ámbito jurídico; donde existen palabras que tienen que estar porque no hay sinonimia para una figura de un delito. Es decir, hostigamiento no quiere decir lo mismo en el ámbito jurídico, que en una conversación cotidiana. Para poder establecer un lenguaje claro, cuando se usa esta terminología, se suma una definición, explicación o reformulación. Es, a fin de cuentas, pensar en ese otro que no tiene por qué saber de derecho y que no siempre va a contar con una defensa que, pese a ser parte de los procesos, sea traductora.
- ¿Cómo se realizan estos textos?
-Nosotros formulamos los textos y tratamos de dárselos a personas que no son expertas en derecho para que los lean. En un primer momento lo que hacemos es reflexionar sobre la discursividad y el lenguaje, para después de manera colectiva reformular y tratar de armar una mejor versión de los documentos. Se hace una suerte de testeo en grupo de control. Después se los damos a los titulares de las fiscalías para que los revisen y den su visto bueno, y una vez que se hace todo el recorrido se incorporan al trabajo diario. Somos conscientes de que el lenguaje es una práctica social y que cada vez que hablamos o escribimos estamos llevando adelante una actividad. La comunicación tiene que ajustarse al objetivo, a las circunstancias y a las personas a las que está dirigido.
-Vamos haciendo reformulaciones porque somos conscientes de que no se trata de aplicar una serie de reglas y nada más. Tampoco se trata de armar una nueva versión de un documento para que se cristalice y después termine sin responder a las nuevas situaciones. Por eso lo que promovemos es una comunicación clara que, después de los talleres y con cada vez más herramientas, se van incorporando. Además, es importante tener en cuenta el visto bueno en cada paso, siendo que este tipo de acciones también fueron impulsadas desde las autoridades incorporando una baja resistencia.
- ¿Cuál es el objetivo final del Lenguaje Claro?
-Cuando trabajamos en este tipo de reelaboraciones, o promoviendo el lenguaje claro, buscamos hacer conscientes a esas personas de cuáles son las herramientas y elementos que brinda el lenguaje que nos permite hacer más clara esa comunicación y que, a partir de ahí, los documentos no respondan en la forma en la que están escritos o en su formato a tradiciones, rituales o una suerte de herencia. Sino a decisiones conscientes de quienes lo producen, que están pensando la forma más eficaz de que una persona lo pueda comprender.
Entonces, si a una persona se le envía una notificación para que asista a una audiencia, porque está citada en una causa, lo que se busca es que reciba esa notificación y comprenda que se la cita: dónde, cuándo y de qué manera. Y que no tenga que consultar a otras personas o necesite que alguien le haga de traductor. Esa persona está en todo su derecho de poder comprender y ese es el objetivo que el lenguaje claro impulsa, una democratización y transparencia de la comunicación que surge de los ámbitos públicos y de un trabajo interdisciplinario, con personas formadas en derecho, con experiencia en la justicia y con formación en las ciencias del lenguaje, entre otros, para que cada una aporte su conocimiento.