Estos fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes y más graves. El aumento de las sequías, las inundaciones y las olas de calor ponen en grave riesgo las infraestructuras del sector de la salud. Muestra de ello son los efectos de las inundaciones ocurridas en el Pakistán el pasado año, que obligaron a 8 millones de personas a abandonar sus hogares y afectaron en total a 33 millones de personas. De acuerdo con las previsiones del Banco Mundial, si no se actúa de inmediato y con decisión, el cambio climático podría provocar el desplazamiento de unos 216 millones de personas de aquí a 2050.
La actual crisis climática pone en peligro los medios de subsistencia y la vida de las personas, y afecta también a los sistemas alimentarios, en un contexto de gran crecimiento demográfico, y a las fuentes de agua, que son cada vez más escasas. Paralelamente, está causando un auge de enfermedades infecciosas como el dengue y el cólera, que pueden ser mortales para millones de personas. No podemos esperar más. Ha llegado el momento de actuar con valentía y en colaboración para mitigar los efectos del calentamiento del planeta en la salud y forjar un futuro sostenible para todos.
Se trata de un reto sin precedentes para los sistemas de salud de todo el mundo. Por eso debemos reforzar estos sistemas a fin de que resistan los efectos climáticos, reduzcan sus emisiones de carbono y sean más sostenibles. Si no actuamos con rapidez, el cambio climático tendrá efectos devastadores en los sistemas de salud de todo el mundo.
Es importante recalcar que el cambio climático no es una amenaza lejana, sino un peligro evidente que repercute en nuestra salud por distintas vías. Los profesionales sanitarios nos alertan de que ya está afectando a nuestra salud y de que favorece la propagación de infecciones y enfermedades transmitidas por vectores. Por ello, los negociadores de la COP28 deben dejar de perder tiempo y comprender que representa una amenaza directa para la salud en el mundo que no pueden minimizar ni desatender.
Para adaptar nuestros sistemas de salud es preciso intensificar medidas esenciales como la lucha antivectorial, la vigilancia epidemiológica y el acceso al agua potable y el saneamiento. Además, hay que formar al personal de salud y prestar ayuda para que los sistemas apliquen las orientaciones incluidas en el Marco operacional de la OMS para el desarrollo de sistemas de salud resilientes al clima y con bajas emisiones de carbono.
A fin de paliar los efectos negativos del cambio climático en la salud, el colectivo de profesionales insiste en la importancia de reducir e incluso detener las emisiones. Según los datos publicados por la #OMS, la contaminación del aire provoca cada año 7 millones de muertes prematuras. Para proteger la salud de las personas y obtener resultados sostenibles, hay que adoptar medidas urgentes de mitigación, entre ellas la transición a fuentes de energía no contaminantes.
En este sentido, el sector de la salud es consciente de que sus propios sistemas generan emisiones y es partidario de reducirlas mediante la descarbonización, la digitalización de la medicina y la adopción de prácticas sostenibles en los hospitales y establecimientos de salud para recortar drásticamente sus emisiones de gases de efecto invernadero, que equivalen al 5% del cómputo mundial.
En la actualidad, más de 1000 millones de personas tienen que ser atendidas en establecimientos de salud cuyo suministro eléctrico es inestable o inexistente. Por ello, el colectivo mundial de la atención de salud pide que se proporcionen cuanto antes energías no contaminantes a los centros de salud de los países de bajos ingresos que carecen de electricidad. A este respecto, la #OMS colabora con sus asociados para impulsar la electrificación de estos establecimientos mediante energías renovables, tratar de que dispongan de suficiente material médico y llevar la iniciativa en la transición hacia la adopción de fuentes de energía no contaminantes, la mejora de los servicios y una menor dependencia del gas y el gasóleo.
Reconozcamos las grandes disparidades económicas entre los distintos sistemas de salud El colectivo mundial de la salud quiere llamar la atención sobre las diferencias en los niveles de financiación de los sistemas de salud en el mundo y en la necesidad de buscar nuevas fuentes de financiación. Concretamente, es de vital importancia dejar de utilizar y subvencionar los combustibles fósiles y destinar más fondos a dotar los sistemas de salud de recursos que les permitan hacer frente al cambio climático.
En este sentido, la Alianza para la Acción Transformadora sobre Clima y Salud (ATACH), que dirige la OMS, trabaja para hacer realidad los objetivos establecidos en la COP26, haciendo uso de la influencia que pueden ejercer colectivamente los Estados Miembros de la Organización y las partes interesadas para conseguir que los sistemas de salud sean más resistentes al cambio climático. Además, esta alianza se ocupa de determinar las áreas que necesitan más financiación.
En un momento en el que el sector de la salud se enfrenta a retos sin precedentes, es fundamental acabar con las flagrantes disparidades existentes en su financiación. En la actualidad, este sector recibe solamente el 0,5% de los fondos destinados a hacer frente al cambio climático. Para superar satisfactoriamente los numerosos desafíos que se avecinan —desde la actual crisis sanitaria mundial hasta los progresos constantes en el campo de la tecnología y la investigación médica—, hay que apostar de forma decidida por financiar estas áreas. Si se incrementan sustancialmente los recursos económicos destinados a ellas, el sector de la salud tendrá más capacidad para innovar, adaptarse y prestar una atención óptima, y su infraestructura resistirá mejor los efectos climáticos actuales y los que puedan sobrevenir en el futuro.
La OMS hace un llamado a la COP28 a actuar urgentemente en la esfera del clima y la salud. En la COP28 se van a reunir dirigentes de todo el mundo. El colectivo mundial de profesionales de la salud les insta a entender que actuar para frenar el cambio climático es trabajar en pro de la salud de las personas, y a ser conscientes de que cerrar los ojos a esta realidad tendrá graves consecuencias para el bienestar de la humanidad tanto hoy como en el futuro.
La OMS se suma a dicho colectivo y hace un llamado a asumir responsabilidades a fin de mejorar la resiliencia de los sistemas de salud, reducir las emisiones y priorizar la salud. A este respecto, los objetivos del primer Día de la Salud que vamos a celebrar son concienciar más ampliamente sobre los efectos del cambio climático en la salud e integrar la salud en las actividades mundiales de lucha contra el cambio climático.
Como se ha mencionado más arriba, con esta jornada se pretende dar a conocer mejor la relación entre el clima y la salud en todo el mundo e incorporar esta última al programa mundial sobre el cambio climático. No es casualidad que, en esta edición de la COP, se vaya a registrar un récord de asistencia de ministros de salud, ya que pone de manifiesto la intención de forjar un futuro más saludable y sostenible.
En lo referente a que la gripe porcina no infecta a los humanos no es precisa. La gripe porcina, también conocida como gripe A (#H1N1), es una enfermedad respiratoria causada por un virus de la influenza que afecta a los cerdos. Sin embargo, en casos específicos, este virus puede transmitirse de cerdos a humanos y, ocasionalmente, de humanos a humanos.