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Estanflación, una vieja Costumbre Argentina?

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Cuando la recesión llega acompañada de alta inflación, el proceso recibe el nombre de estanflación; está considerado uno de los peores escenarios económicos posibles por la dificultad de su manejo y corrección. Las políticas monetarias y fiscales que suelen utilizarse para dinamizar una economía recesiva empeoran el componente inflacionario de la estanflación y las políticas monetarias restrictivas que se utilizan para combatir la inflación tienden a profundizar y ampliar su componente recesivo.

La estanflación es un concepto económico que implica la aceleración de la inflación coexistiendo con tasas de desempleo elevadas. El termino fue acuñado en 1965 por el entonces ministro de Finanzas británico, Ian McLeod como fusión de los vocablos estancamiento e inflación en un discurso en la Cámara de los comunes. "We now have the worst of both worlds — not just inflation on the one side or stagnation on the other. We have a sort of 'stagflation' situation" (Ahora tenemos lo peor de ambos mundos: no inflación por un lado o estancamiento por otro. Tenemos algo así como una estabulación).

Formalmente, se determina que existe una recesión cuando el producto interno bruto (#PIB) decrece durante dos trimestres consecutivos. Cuando la recesión llega acompañada de alta inflación, el proceso recibe el nombre de estanflación; está considerado uno de los peores escenarios económicos posibles por la dificultad de su manejo y corrección.

Las políticas monetarias y fiscales que suelen utilizarse para dinamizar una economía recesiva empeoran el componente inflacionario de la estanflación y las políticas monetarias restrictivas que se utilizan para combatir la inflación tienden a profundizar y ampliar su componente recesivo.

La estanflación distorsiona completamente los mercados y coloca a los hacedores de políticas de los gobiernos y sus bancos centrales en una posición 'perder-perder'. En la estanflación la recesión suele ser parcial, registrándose simultáneamente el decrecimiento de algunos sectores, como la producción de bienes, junto al crecimiento de otros sectores, como la producción de servicios.

Si se trata de una economía relativamente abierta y la inflación viene acompañada de un proceso de devaluación, puede registrarse una contracción de las actividades que consumen divisas y una expansión de las que generan divisas. Esto representa un desafío enorme para las autoridades pues reciben señales mixtas y contradictorias sobre la economía que hacen muy difícil decidir qué políticas aplicar, en qué secuencia y en qué momento tomarlas. "Es lo peor de los dos mundos" dicen muchos economistas.

Históricamente y con algunos matices, siempre han existido en el mundo dos posturas económicas en puja: el "Librecambismo" y el "Intervencionismo". En la época moderna, hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914, el planeta vivió predominantemente una era de "libre mercado", donde las personas podían desplazarse libremente de un territorio a otro y donde los bienes eran comerciados según las reglas naturales de la oferta y la demanda. Se trataba de la llamada "mano invisible" que supuestamente autorregulaba el mercado, una metáfora acuñada por el filósofo Adam Smith en su libro "La riqueza de las naciones" (1776). 

Otra constante histórica ha sido la existencia de ciclos económicos, es decir oscilaciones recurrentes donde una fase de expansión es seguida, al cabo de algún tiempo, por otra fase de contracción. Esta última siempre deriva en una crisis económica que afecta a la población en general. En una economía de mercado, los efectos inmediatos de una crisis económica suelen ser un alza aguda del desempleo y una deflación en los precios, ya que la oferta de bienes y servicios supera a la demanda. Tras la Gran Depresión norteamericana, tomó fuerza la corriente económica denominada keynesianismo, que si bien consideraba a los ciclos económicos como fenómenos inevitables, postulaba que el Estado podía compensar los efectos negativos de estas crisis incrementando el gasto público, lo que generaría más puestos de trabajo y por ende una mayor demanda de bienes y servicios. 

El #keynesianismo se convirtió no solo en una corriente económica, sino también ideológica, vinculada al bienestar social.​ Concepto que fue bien acogido por las democracias occidentales, influenciadas durante los años ´50 y ´60 por el avance de las ideas comunistas. Por lo tanto, lo que comenzó siendo una propuesta excepcional y temporal para tiempos de crisis, terminó convirtiéndose en una política económica permanente.​

La estanflación se convierte en un dilema para la política monetaria que debe elegir entre las medidas normalmente usadas para incrementar el crecimiento económico y aumentar por tanto una inflación desbocada o políticas para luchar contra la inflación que reducen la actividad en una economía en situación de paro. Normalmente los bancos centrales deben elegir entre reactivar la economía o drenarla mediante el ajuste del tipo de interés del dinero, siendo este su principal cometido. Reducir el tipo de interés provoca un crecimiento económico pero esto dispara la inflación, aumentar el tipo de interés permite luchar con la inflación pero reduce el crecimiento económico. En la estanflación se dice que ambos problemas coexisten.​

Parte de la dificultad a la que los bancos centrales se enfrentan en la estanflación es que la misma ocurre selectivamente en distintas clases de activos. Por ejemplo, a finales de 2007, los valores de las casas en EE. UU. empezaron a caer (deflación) mientras los precios del consumo comenzaron a crecer (inflación). Los esfuerzos de la Reserva Federal (dígase el Banco Central de EE. UU.) para evitar la caída de los precios de las viviendas fueron dirigidos a reducir el tipo de interés para hacer las hipotecas más asequibles. Esto provocó que los consumidores tuvieran más dinero disponible al reducirse los precios de los créditos.

Tradicionalmente, y especialmente después del aparente triunfo de las Teorias Keynesianas tras la Gran Depresión, se aceptaba que la Economía de un país podía verse aquejada por dos grandes problemas: por un lado la recesión, representada con tasas de crecimiento negativo y un alto indice de desempleo. Por otro la inflación, la espiral ascendente e ilimitada de los precios, con lo que suponía de empobrecimiento real de amplias capas sociales y la dificultad en la correcta asignación de recursos en los procesos empresariales.

Estos dos problemas se consideraban incompatibles. No podían coexistir dentro del modelo económico admitido. Y las soluciones parecían claras, tanto desde el punto de vista de la política monetaria como de la fiscal. Para la inflación, subida de tipos de interés y mayor presión fiscal y/o reducción del gasto público. Para la recesión justo lo contrario. "Estamos al horno", diria una clásica expresión informal argentina. quiere decir que estamos con una situación difícil de resolver, en este caso, en referencia a la economía.

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