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Proyecciones para la Inclusión Social

 

 |  Neurodiversidad

 

 La inclusión social es una meta alcanzable en una sociedad a través de la implementación de proyectos que logren integrar a las personas desfavorecidas y vulnerables a la vida diaria.

Hay procesos de inclusión social que llevan tiempo y esfuerzo por parte de todos. En una real acción contra el hambre se llevan a cabo proyectos para la inclusión social, pero resultan de largo aliento,  como la capacitación profesional para ayudar a personas desfavorecidas para promover su integración en la sociedad. En este tipo de procesos, las personas tienen varias identidades que se determinan por su género, edad, ubicación, ocupación, raza, etnia, religión, estado de ciudadanía, discapacidad y orientación sexual e identidad de género (#SOGI), entre otros, y que las llevan a ser miembros de distintos grupos a la vez. Además, participan en la sociedad a través de tres esferas: mercados (trabajo o crédito), servicios (acceso a la salud, educación) y espacios (políticos, físicos), las cuales se cruzan de la misma forma que las identidades. Esta mezcla de identidades y esferas puede generar una multiplicación de oportunidades u obstáculos en el desarrollo de las personas. 

Existen organizaciones que tienen diferentes programas en funcionamiento que promocionan la empleabilidad gracias a las redes de apoyo y el emprendimiento social. Fortalecer las capacidades, la transformación personal y el empoderamiento de las personas para reforzar su inclusión social en la sociedad, es necesario para disminuir el riesgo de exclusión social.   Entre los modelos o tipos de inclusión social está la inclusión de personas afrodescendientes o indígenas, inclusión de Personas con Discapacidad, inclusión de personas migrantes, inclusión social de mujeres, la inclusión educativa, inclusión laboral, inclusión financiera, inclusión digital, entre otras.

Porque también hacemos hincapié en la inclusión natural, viibilizamos  el proyecto de ley de envases con inclusión social que impulsa el Poder Ejecutivo argentino, a través de la cartera de Ambiente nacional para facilitar la mejor gestión de los envases en todo el territorio, reducir su impacto sobre el ambiente y la salud, promover la responsabilidad de las y los productores y reconocer y poner en valor el trabajo de las y los recuperadores urbanos.

La inclusión es el acto de incluir o traer. Incluir consiste en crear un entorno en el que todas las personas puedan sentirse cómodas participando y triunfando. La inclusión social es el proceso de mejorar la habilidad, la oportunidad y la dignidad de las personas que se encuentran en desventaja debido a su identidad, para que puedan participar en la sociedad; sin embargo, no es lo mismo que igualdad. El paso de la exclusión a la inclusión no se da de un día para otro, sino que es gradual y exige un compromiso a largo plazo. Empieza con el reconocimiento de los grupos excluidos e “invisibles”, superando las creencias y los estereotipos negativos para crear las condiciones necesarias para que haya igualdad de oportunidades y movilidad social. Aumentando del acceso a trabajos decentes, mejores servicios y medios de subsistencia más seguros ayudará a las personas habitualmente excluidas a participar plenamente en la sociedad y vivir con dignidad. 

La inclusión comienza aceptando las diferencias, celebrando la diversidad y promoviendo el trato equitativo de cada alumno. El proceso de inclusión pretende minimizar las barreras para que todos participen sin importar sus características físicas, mentales, sociales, contextos culturales, etc. razas, etnias, géneros, edades, religiones, discapacidades y orientaciones sexuales, diferencias en educación, personalidades, habilidades, experiencias y bases de conocimiento, son elementos esenciales para promover una fórmula mágica, Diversidad + inclusión. Por diversidad,  nos referimos a todas las características únicas que nos hacen quienes somos: personalidad, estilo de vida, experiencia laboral, etnia, edad, cultura, discapacidad, género, orientación sexual. Algunas son para que todo el mundo las vea, otros permanecen privadas. La inclusión significa respetar, valorar y considerar las diferentes perspectivas, estilos y necesidades de las personas. La inclusión es expresada como una sensación de sentirse “seguro” para hablar sin miedo, vergüenza o retaliación, cuando las personas se sienten “empoderadas” crecen personal y profesionalmente, surge la diversidad del pensamiento y se potencian las oportunidades de nuevos desarrollos humanos.

Cada día vivimos en un entorno más diverso, una cultura incluyente garantiza la sostenibilidad, permite tener una mejor estrategia, mejor administración del riesgo, mejor análisis y evidentemente, mejores resultados. Los estudios evidencian que las empresas más diversas, son más eficientes, más innovadoras y alineadas con los objetivos de sus grupos de interés. Por ello, promover que las personas expresen su identidad, preferencias y personalidad facilita la ruta del arcoíris de una sociedad más respetuosa e inclusiva que potencia el valor de los negocios, el progreso y el bienestar.

Es beneficioso para un país,  encontrar una estrategia integral que promueva la diversidad y la inclusión, que se halle enfocada  en 5 elementos clave:

  1. Atraer el mejor conocimiento y aptitudes con una oferta de igualdad de oportunidades a la gente.
  2. Favorecer la convivencia de culturas diversas e inclusivas, donde cada uno se muestre tal y como es.
  3. Diseñar políticas, buenas prácticas y medidas que favorezcan entornos de trabajo con proyección de crecimiento personal y laboral, que permitan corregir la inequidad y la desigualdad.
  4. Promover líderes responsables capaces de entender la diversidad como una estrategia para lograr la transformación de las empresas hacia nuevos modelos.
  5. Fomentar la colaboración y la inteligencia colectiva como parte de su compromiso social.

Sin embargo, la inclusión va mucho más allá de ser un término puramente educativo, es más bien una cuestión social. Según la UNESCO, »la inclusión es un enfoque que responde positivamente a la diversidad de las personas y a las diferencias individuales, entendiendo que esta no es un problema, sino una oportunidad para el enriquecimiento de la sociedad, a través de la participación activa en la vida familiar, en la educación, en la sociedad, en el trabajo y en general en todos los procesos sociales y culturales que se circunscriben a una comunidad». (UNESCO, 2005). A todos estos elementos, debemos sumarle sostenibilidad para promover también  la innovaciónLa necesidad de encontrar soluciones sostenibles puede impulsar a las empresas a desarrollar nuevos productos y tecnologías que sean más respetuosos con el ambiente y la humanidad que lo habita. Cada vez más,  nuevos talentos inclusivos socialmente responsables, hacen falta para proyectar verdaderos cambios estructurales.

La inclusión es necesaria si queremos un mundo equitativo y respetuoso frente a las diferencias. Un acceso equitativo a los diferentes planos de la vida en sociedad para todo el mundo, articulando una serie de mecanismos permanentes que permitan la participación de global y valoren el aporte de cada persona a la sociedad. Un mundo que trabaje unido y al que no le importen las diferencias.

Por tanto, la inclusión, más allá de ser un concepto puramente educativo, es una filosofía de vida, la cual no solamente no hace oídos sordos a la diversidad, no solamente la reconoce y convive con ella, sino que la celebra exaltadamente.

La inclusión supone la celebración de la diversidad y su uso como fuente de enriquecimiento de los procesos y contextos vitales: educativos, laborales, sociales, artísticos, laborales, culturales y de cualquier otra índole. Involucrar a la sociedad en procesos de inclusión social es necesario, pues así nace un mejor diálogo y compromiso de interactuar con impacto colaborativo.

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