Una persona con Trastorno del Espectro Autista (TEA) puede experimentar diferencias en la comunicación, interacción social y patrones de comportamiento. El TEA es un espectro, lo que significa que los síntomas y su severidad varían ampliamente entre individuos. Algunas personas con TEA pueden tener dificultades para iniciar o mantener conversaciones, mantener contacto visual, o comprender las señales sociales. Otros pueden mostrar patrones de comportamiento repetitivos, intereses limitados, o sensibilidades sensoriales.
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición del neurodesarrollo que impacta la forma en que una persona se comunica, interactúa socialmente y procesa la información sensorial. La palabra “espectro” es clave, pues refleja la enorme variabilidad en los síntomas y su intensidad, lo que significa que no hay dos personas con autismo iguales. Comprender estas diferencias es el primer paso para ofrecer un apoyo adecuado y fomentar la inclusión.
Pilares del TEA: Diferencias en la Comunicación, Interacción Social y Patrones de Comportamiento
Los criterios de diagnóstico para el TEA, según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), se agrupan en dos áreas principales:
- Déficits persistentes en la comunicación social y la interacción social:
- Comunicación no verbal: A una persona con TEA le puede resultar difícil interpretar o usar gestos, expresiones faciales, el lenguaje corporal o incluso el tono de voz para expresar emociones. El contacto visual puede ser limitado o inusual, no por falta de interés, sino por una forma diferente de procesar la información.
- Reciprocidad socioemocional: La habilidad para entablar un “toma y daca” en la conversación puede ser un desafío. Pueden tener dificultades para iniciar o mantener una conversación, o para compartir sus intereses con otros de una manera que resulte recíproca.
- Desarrollo y mantenimiento de relaciones: La comprensión de las dinámicas sociales y de las normas no escritas puede ser compleja. Esto no significa que una persona con autismo no quiera tener amigos, sino que puede necesitar más ayuda para comprender cómo se forman y mantienen las amistades.
- Patrones de comportamiento, intereses o actividades restringidos y repetitivos:
- Movimientos o patrones de habla repetitivos (estímulos): Esto puede manifestarse como movimientos de balanceo, aleteo de manos, o el uso repetitivo de frases. Estos comportamientos a menudo sirven como una forma de autorregulación para calmarse en entornos abrumadores.
- Adherencia a rutinas y resistencia al cambio: Las personas con TEA a menudo se sienten más seguras con rutinas bien establecidas. Un cambio inesperado puede causar una gran angustia, ya que interrumpe su previsibilidad y sensación de control.
- Intereses muy restringidos y fijos: Es común que una persona con TEA tenga un interés profundo e intenso en un tema particular, como los trenes, los dinosaurios, la programación o los mapas. Estos intereses, lejos de ser una distracción, son a menudo una fuente de alegría, conocimiento y autoexpresión.
- Sensibilidad sensorial: Las personas con TEA pueden ser hipersensibles (reacción exagerada) o hiposensibles (reacción reducida) a estímulos como el sonido, la luz, el tacto o los olores. Un simple ruido de fondo para la mayoría puede ser insoportable para alguien con autismo.
El Espectro: Múltiples Realidades, Una Sola Condición
La palabra “espectro” es tan crucial porque el TEA no se presenta de la misma manera en cada persona. Se puede entender como una gama de colores, donde cada color representa una combinación única de desafíos y fortalezas. Por ejemplo:
- Una persona con TEA de alto apoyo podría tener dificultades significativas en el habla, requerir apoyo constante en las habilidades diarias y tener una sensibilidad sensorial muy alta.
- Una persona con TEA de bajo apoyo puede tener un vocabulario avanzado, pero quizás no entienda el sarcasmo o tenga dificultades para mantener el contacto visual durante una conversación. En el pasado, esto se conocía como Síndrome de Asperger, pero ahora se incluye bajo el paraguas del TEA para evitar la fragmentación y reflejar las similitudes subyacentes.
Esta variabilidad en los síntomas subraya que el autismo es una forma diferente de pensar, percibir y funcionar, no una “enfermedad” que necesita ser curada.
Un Enfoque en las Fortalezas
Si bien el diagnóstico se centra en las áreas de dificultad, es fundamental reconocer las fortalezas que a menudo acompañan al TEA. Muchas personas en el espectro exhiben:
- Atención al detalle: Suelen ser excelentes para notar detalles que otros pasan por alto.
- Pensamiento lógico y sistemático: Suelen destacar en campos como la ciencia, la programación, la ingeniería y las matemáticas.
- Honestidad y franqueza: Generalmente se comunican de forma directa y sincera, sin las “reglas” sociales de la mentira piadosa.
- Habilidad para concentrarse intensamente: Sus intereses restringidos les permiten desarrollar un conocimiento enciclopédico sobre un tema, una fortaleza valiosa en muchos contextos.
El entendimiento del Trastorno del Espectro Autista ha evolucionado significativamente. De un enfoque en el “déficit” se ha pasado a una apreciación de la neurodivergencia, reconociendo que el cerebro autista no es defectuoso, sino que está cableado de una manera diferente y única. A medida que la sociedad se vuelve más consciente, podemos crear entornos más inclusivos donde las personas con TEA puedan florecer y contribuir con sus talentos únicos.-