Lo primero que debes saber es que una alimentación saludable nos ayuda a cubrir las necesidades nutricionales que requerimos para que nuestro cuerpo funcione correctamente. Por ejemplo: El desayuno es muy importante porque es nuestro primer alimento después de muchas horas, nos ayuda a que tengamos energía durante el día y mejor rendimiento, previene enfermedades como el sobrepeso y la obesidad; además ayuda a la concentración y atención para actividades escolares o laborales y contribuye al crecimiento y desarrollo de niñas y niños.
Una alimentación saludable nos ayuda a
Los organismos de salud y los expertos en nutrición son unánimes en su mensaje: un producto “light” no es necesariamente más saludable. Esta es una de las mayores confusiones que la industria alimentaria ha creado en el consumidor, y los especialistas se esfuerzan por desmitificarla.
¿Qué significa realmente “light”?
Según las regulaciones y normativas de la mayoría de los países, un producto se puede etiquetar como “light” (o “ligero”) cuando tiene una reducción de al menos el 30% en su contenido de calorías o en algún nutriente específico (como grasas, azúcares o sodio) en comparación con su versión original.
El problema radica en que este porcentaje se basa en una comparación con un producto que, de por sí, puede ser muy poco saludable. Por ejemplo, una mayonesa “light” puede tener un 30% menos de grasa que la mayonesa original, pero eso no significa que sea un alimento saludable. Sigue siendo un producto con un alto contenido calórico y de grasas, y su consumo debe ser moderado.
El falso mito de la salud
Los organismos de salud advierten sobre varios factores que hacen que los productos “light” no sean la opción más saludable:
- Compensación de ingredientes: Para reducir la grasa, los fabricantes a menudo la sustituyen por azúcares, edulcorantes artificiales o aditivos para mantener el sabor y la textura. Un producto lácteo “light” puede tener menos grasa, pero más azúcar. Un refresco “light” puede no tener calorías, pero contiene edulcorantes que, según algunos estudios, pueden alterar la microbiota intestinal o promover una dependencia al sabor dulce.
- Falsa sensación de seguridad: El etiquetado “light” puede llevar al consumidor a creer que puede comer más cantidad sin consecuencias. Esto a menudo resulta en un consumo excesivo de calorías o de los nutrientes menos deseables, anulando cualquier beneficio que la reducción de grasa o azúcar pudiera haber proporcionado.
- Valor nutricional reducido: Al modificar la composición, los productos “light” a veces pierden nutrientes esenciales. Por ejemplo, reducir drásticamente la grasa puede disminuir la absorción de vitaminas liposolubles (A, D, E y K) que son cruciales para la salud.
- Siguen siendo ultraprocesados: La mayoría de los productos “light” son alimentos ultraprocesados, que se caracterizan por una larga lista de ingredientes, aditivos y conservantes. Los expertos en nutrición, como los de la Organización Mundial de la Salud (OMS), recomiendan basar la dieta en alimentos frescos, poco procesados y naturales, y consumir productos procesados, sean “light” o no, de forma ocasional.
El mensaje de los expertos
El consenso general es claro: la mejor manera de mantener una dieta saludable no es recurriendo a productos “light” como solución mágica. En su lugar, los expertos recomiendan:
- Leer las etiquetas nutricionales: No basta con ver la palabra “light”. Hay que comparar el valor nutricional del producto con su versión original y, sobre todo, analizar la lista de ingredientes.
- Priorizar los alimentos reales: Frutas, verduras, legumbres, granos integrales, proteínas magras y grasas saludables son la base de una alimentación equilibrada.
- Controlar las porciones: En lugar de elegir la versión “light” de un producto poco saludable, a menudo es mejor simplemente consumir una porción más pequeña de la versión original.
- No dejarse engañar por el marketing: El término “light” es una estrategia publicitaria que busca atraer a consumidores preocupados por su salud, pero no es una garantía de que el producto sea nutritivo o beneficioso.
En resumen, los organismos de salud y los expertos advierten que la etiqueta “light” es solo una reducción calórica o de un nutriente específico, pero no convierte automáticamente a un producto ultra procesado en un alimento saludable.