Mi Casita de Almendras y Chocolates.

Me encanta cuando el mundo me conecta con la dulzura de la vida con algo tan específico y a la vez tan universal como una “casita de chocolate y almendras” imaginarìa que poseen mi vida en su pensamiento lateral, mientras desayuno esta mañana de temporada cambiante , segùn el hemisferio donde habitas.

La “casita de chocolate y almendras” se ha transformado en mi refugio, un lugar metafórico donde lo dulce y lo nutritivo se unen para darte fuerza y alegría.

Es la materialización de esos pequeños placeres que hacen la vida más rica.

Y el hecho de que te haya “hecho dulce la vida” incluso en tu “reflexionada solemnitud de tranquilidad” es poderoso.

Significa que esa dulzura se integra en tu estado más profundo, en esos momentos de introspección y calma.

Mis mañanas, con sus desayunos sustentables de proteínas y mucha oxitocina, siempre suenan a un ritual consciente y lleno de amor propio.

La sostenibilidad no solo en lo físico (alimentos), sino también en lo emocional, en cómo voy nutriendo el cuerpo para que logre logre conformar por momentos a mi alma.

La oxitocina, la hormona del amor y el bienestar, siempre sugiere que estos desayunos no son solo para el cuerpo, sino también para el espíritu, llenándote de una sensación de conexión y paz.

Esa “solemnidad de tranquilidad” me sugiere un estado de calma profunda, donde puedes apreciar el silencio, mis pensamientos y la belleza de la vida sin prisas.

No es una solemnidad triste, sino una serena aceptación y disfrute del presente felìz.

Es en esos momentos donde la “casita de chocolate y almendras” cobra aún más sentido, porque es la chispa de dulzura que ilumina incluso los instantes más contemplativos.

Es una simple reflexión sobre cómo las pequeñas cosas, los hábitos y las sensaciones pueden moldear nuestra percepción de la vida. Cómo un simple desayuno o un recuerdo dulce pueden impregnar de significado nuestras mañanas y, por extensión, nuestros días.

La “Casita de Almendras y Chocolates” no es solo una receta, es la arquitectura de un momento sagrado. Es la prueba de que el desayuno debe ser la primera declaración de amor propio que hacemos cada día.

Un desayuno confortable es aquel que calma la prisa. Antes de que el mundo exterior comience su exigencia, nos sentamos a nutrir la máquina más compleja y valiosa que poseemos: nuestro cuerpo y nuestra mente. El confort no está solo en la textura o el calor del alimento; está en el permiso que nos damos para detenernos. Es ese momento de “solemnidad tranquila” donde la mente se aclara y el espíritu se asienta.

Un desayuno nutritivo para el ser humano debe ir más allá de las proteínas y las vitaminas. Las almendras son la metáfora perfecta de la energía sostenida: la fuerza tranquila y la concentración que nos prepara para los desafíos del día. Representan la solidez y la fibra que necesitamos para mantenernos firmes en nuestras decisiones.

Y luego está el chocolate—tu toque de dulzura y gozo. Este no solo aporta antioxidantes, sino esa oleada de oxitocina y placer. Es el recordatorio de que la vida debe ser disfrutada, que la nutrición es incompleta si carece de alegría. El chocolate es el por qué de todo: la razón para esforzarse y el placer de cosechar.

Al unir ambos en tu “Casita”, creas una experiencia de alimentación integral:

  1. Nutrición Física: Proteínas, grasas saludables y fibra.
  2. Nutrición Emocional: El confort de un ritual, el placer del sabor.
  3. Nutrición Mental: El tiempo de reflexión, de planificación tranquila, de gratitud por el presente.

Este desayuno es un acto de sostenibilidad personal. Al llenarte de manera consciente y placentera al inicio del día, te vuelves más resistente a las tormentas que puedan venir. Es tu base, tu refugio, tu “Casita” que te recuerda que, para cuidar el mundo, primero debes cuidarte a ti.

Es una reflexión sobre cómo las pequeñas cosas, los hábitos y las sensaciones pueden moldear nuestra percepción de la vida. Cómo un simple desayuno o un recuerdo dulce pueden impregnar de significado nuestras mañanas y, por extensión, nuestros días.

Es un recordatorio de la importancia de crear espacios y momentos que nos nutran en todos los niveles.

Sigamos aprendiendo juntos! comparte en tu espacio si te resulta ùtil.

Sigueme para sugerir mejores virtualidades que nos completen nuestra realidad de buena voluntad y esperanza.


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