Violación de la Privacidad Institucional en Argentina.

En la actualidad, la privacidad resulta un desafío legal en la era digital contemporánea.

​La privacidad es un derecho fundamental, y en la era digital, su protección se ha vuelto más compleja que nunca. En Argentina, la violación de la privacidad institucional —entendida como la filtración o acceso no autorizado a los datos gestionados por organizaciones públicas o privadas— ha dejado de ser una amenaza teórica para convertirse en un riesgo tangible y mediático.

Casos de filtraciones de datos de entidades de salud, registros gubernamentales o bases de clientes corporativas ocupan cada vez más los titulares, poniendo a prueba un marco legal que, aunque robusto, enfrenta la velocidad vertiginosa del ciberdelito. Comprender este fenómeno requiere analizar la legislación vigente, el contexto de los eventos noticiosos y los desafíos que se presentan a las instituciones.

​El Marco Legal Argentino: Pilares de la Privacidad

​El derecho a la privacidad en Argentina tiene sus raíces más profundas en la Constitución Nacional.

El Artículo 19° establece el “principio de reserva”, que consagra el derecho de las personas a una esfera privada inmune a la intromisión externa.

Complementando este principio, el Artículo 43° introdujo el derecho de habeas data, una acción legal que permite a cualquier individuo acceder, rectificar, actualizar o suprimir sus datos personales que figuren en registros públicos o privados.

​Sin embargo, el pilar fundamental de la protección de datos es la Ley Nac 25.326 de Protección de los Datos Personales, promulgada en el año 2000. Esta ley fue pionera en su momento y establece las bases para el tratamiento legítimo de la información personal. Obliga a las organizaciones a garantizar la seguridad, confidencialidad e integridad de los datos que gestionan. También crea la figura de la Agencia de Acceso a la Información Pública (#AAIP), el organismo de control encargado de fiscalizar su cumplimiento y aplicar sanciones en caso de incumplimiento. A esto se suma la Ley Nac 26.388 de Delitos Informáticos, que penaliza acciones como el acceso no autorizado a sistemas informáticos y la distribución ilegal de datos. Juntas, estas normas forman el esqueleto de la protección de la privacidad en el país.

​El Fenómeno de la Violación de Privacidad: Contexto Noticioso

​La prensa argentina refleja a menudo la cruda realidad de estos riesgos. A diferencia de las filtraciones individuales, los ataques a instituciones tienen un impacto masivo. Los métodos de ataque son variados y cada vez más sofisticados:

  • Ataques de Ransomware: Empresas y organismos públicos han sufrido este tipo de ataques, donde no solo se secuestran los sistemas, sino que también se exfiltran bases de datos completas, que luego son publicadas si la víctima se niega a pagar. Esto no solo paraliza la operación, sino que expone información sensible de miles o millones de personas.
  • Filtraciones de Empleados: No todos los incidentes son externos. Las filtraciones de datos por parte de empleados, ya sea por negligencia o con intenciones maliciosas, son una causa significativa de violaciones de privacidad. En estos casos, la institución se enfrenta a un doble desafío: la fuga de información y la ruptura de la confianza interna.
  • Vulnerabilidades no Atendidas: Muchos casos de violación de privacidad son el resultado de la falta de inversión en ciberseguridad y la negligencia en la actualización de sistemas.
  • Los hackers explotan vulnerabilidades ya conocidas para obtener acceso a la información, demostrando que en muchos casos, la eficiencia de un ataque radica en la falta de prevención institucional.

​El impacto de estos eventos va más allá del daño inmediato. La pérdida de confianza del público es un golpe severo, especialmente para entidades financieras, de salud o gubernamentales.

Los costos de mitigación, las multas impuestas por la #AAIP y los gastos en demandas legales pueden ser económicamente devastadores.

​Desafíos y Hacia una Mayor Responsabilidad Institucional

​A pesar del marco legal, la batalla contra las violaciones de privacidad institucional está lejos de ser ganada. La principal dificultad radica en la velocidad de la tecnología. Los ciberdelincuentes se adaptan más rápido que el sistema legal, y la extraterritorialidad de los ataques dificulta la identificación y penalización de los responsables.

​La Ley Nac 25.326 provee las herramientas, pero la responsabilidad recae en las instituciones. No basta con cumplir la ley; es imperativo adoptar una postura proactiva. Esto implica la inversión continua en seguridad cibernética, la capacitación constante del personal en materia de protección de datos y el desarrollo de protocolos robustos para la gestión de crisis.

La #AAIP, por su parte, ha intensificado sus fiscalizaciones, imponiendo sanciones que buscan disuadir a las organizaciones de la negligencia en el manejo de datos.

​la protección de la privacidad institucional en Argentina es una tarea de múltiples frentes. La ley sienta las bases, pero el contexto digital exige una acción constante y consciente por parte de las organizaciones.

El rol del servicio de inteligencia estatal argentino, la ex-Agencia Federal de Inteligencia (hoy SIDE), en la situación de violación de la privacidad institucional es complejo y, a menudo, paradójico. Su función no es la de fiscalizar la protección de datos civiles o comerciales, pero sí tiene un rol específico en la ciberseguridad y enfrenta sus propios desafíos en materia de privacidad.

Rol y Marco Legal

El principal marco legal que rige a la ex-AFI es la Ley de Inteligencia Nacional (Ley 25.529) y sus modificaciones. Según esta normativa, la función de la actual #SIDE se centra en la producción de inteligencia para la defensa nacional y la seguridad interior. Sus tareas se orientan a la prevención y lucha contra el terrorismo, el crimen organizado, el narcotráfico y otros delitos complejos que representen una amenaza al orden constitucional y la seguridad del Estado.

Es crucial entender que la SIDE tiene prohibido por ley:Realizar tareas represivas o poseer funciones policiales o de investigación judicial. Obtener información o almacenar datos sobre personas por el solo hecho de sus actividades privadas, opiniones políticas, o pertenencia a organizaciones sociales, sindicales o políticas. A pesar de que su mandato no se centra en la privacidad de los datos personales de la ciudadanía, su rol se cruza con el tema en dos puntos clave:

Ciberseguridad del Estado: El servicio de inteligencia tiene la tarea de proteger las infraestructuras críticas del Estado y sus sistemas de información de ciberataques externos. En este sentido, un ataque a una base de datos institucional podría ser considerado una amenaza a la seguridad nacional, lo que activaría la intervención de los organismos de inteligencia.

Recientemente, se ha propuesto la creación de una Agencia Federal de Ciberseguridad (AFC), un organismo más especializado que asumiría el rol principal en esta área, deslindando estas funciones de la AFI.Inteligencia Criminal: La SIDE puede proporcionar información al Consejo de Seguridad Interior para la producción de inteligencia criminal, lo que puede incluir el análisis de flujos de datos para desmantelar redes delictivas.

No obstante, esto debe hacerse siempre bajo el estricto control de la Justicia y enmarcado en el respeto a los derechos y garantías constitucionales.

La Paradoja de la SIDE: Víctima y Protagonista de Violaciones La situación se vuelve irónica cuando el propio servicio de inteligencia, que en teoría ayuda a proteger al Estado de amenazas, se convierte en el epicentro de escándalos de filtraciones.

En los últimos años, el #SIDE ha sido protagonista de noticias relacionadas con la violación de la privacidad, aunque de sus propios datos y agentes:

Filtraciones internas: Se han reportado casos en los que la identidad de agentes activos y retirados, así como convenios secretos con agencias de otros países, fueron filtrados. Estos incidentes, ya sea por negligencia o con intenciones maliciosas, generaron demandas judiciales por parte de los afectados y pusieron de manifiesto las vulnerabilidades de seguridad dentro de la propia agencia.Investigaciones por espionaje ilegal:

En varias causas judiciales, se ha investigado a exfuncionarios del SIDE por presuntas tareas de espionaje ilegal, que habrían implicado la recopilación de datos de figuras políticas, periodistas y jueces sin una orden judicial. Estos casos representan la violación más flagrante del derecho a la privacidad.

lEl servicio de inteligencia argentino no tiene un rol directo en la protección de la privacidad institucional en general, una función que corresponde a la Agencia de Acceso a la Información Pública (AAIP).

Sin embargo, su mandato sí incluye la ciberseguridad del Estado, un área que se relaciona tangencialmente con la protección de datos.

La realidad, sin embargo, ha demostrado una paradoja: la propia #SIDE ha sido tanto una institución que debe enfrentar riesgos a la ciberseguridad como una entidad que, en casos puntuales, ha sido investigada por violar la privacidad.

El futuro de la privacidad de los ciudadanos en el país no solo dependerá de la fuerza de sus leyes, sino de la capacidad y el compromiso de las instituciones para salvaguardarla en una era donde los datos son tan valiosos como vulnerables. Una loable tentación para degradar la capacidad jurídica nacional.

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