.La terapia acuática o #hidroterapia ofrece múltiples beneficios para los niños con Trastorno del Espectro Autista (#TEA), ya que el medio acuático proporciona un entorno único que favorece su desarrollo en varias áreas clave.
1. Beneficios Sensoriales
El agua es un entorno ideal para la regulación sensorial, que a menudo está alterada en niños con autismo.
Presión Hidrostática: La presión que ejerce el agua sobre el cuerpo actúa como una “presión profunda” constante y uniforme, lo cual es muy calmante y organizador para el sistema nervioso. Esto ayuda a reducir la hipersensibilidad al tacto y a regular las respuestas sensoriales, disminuyendo la ansiedad.
Propiocepción: La resistencia y flotabilidad del agua ayudan al niño a ser más consciente de su cuerpo en el espacio (esquema corporal). Esto mejora la propiocepción, lo que a su vez puede reducir la necesidad de movimientos estereotipados (aletear manos, mecerse) y mejorar el control motor.
Efecto Calmante: El ambiente de la piscina (especialmente si es climatizada) promueve la relajación, reduce los niveles de estrés y fomenta un estado de calma, facilitando la atención y la interacción.
2. Beneficios Motores y de Coordinación.
El agua permite una mayor libertad de movimiento y reduce el impacto de la gravedad, lo que facilita el trabajo físico. Mejora de la motricidad: Se trabaja el equilibrio, la coordinación y el control postural. El niño puede practicar movimientos que le resultan difíciles en tierra, como la marcha o el control de las extremidades, gracias al apoyo y la resistencia del agua.
Aumento del tono muscular: La resistencia natural del agua fortalece los músculos de manera suave y segura, mejorando la fuerza y la resistencia física.
Planificación motora: La terapia ayuda a los niños a planificar y secuenciar sus movimientos, lo que es una habilidad crucial que a menudo está comprometida en el #TEA.
3. Beneficios Socio-emocionales y de Comunicación.
El entorno terapéutico y lúdico del agua facilita la conexión con los demás y la expresión emocional.. El juego en el agua y el trabajo con un terapeuta (o los padres) fomentan la interacción, el contacto visual y el seguimiento de instrucciones.
Las sesiones grupales también promueven la inclusión y la interacción con otros niños.Reducción de la ansiedad: El efecto relajante del agua ayuda a disminuir los comportamientos desafiantes, las rabietas y la hiperactividad, lo que permite al niño sentirse más seguro y en control de su entorno.
Fomento de la confianza y la autonomía: El progreso en las habilidades acuáticas construye la autoconfianza. Aprender a flotar, a moverse con independencia y a sumergirse fomenta la autonomía personal y un sentido de logro.
La terapia acuática, cuando es supervisada por profesionales capacitados, se convierte en una herramienta muy efectiva y divertida que complementa otras terapias, contribuyendo significativamente a la calidad de vida de los niños con autismo.